César Villanueva (César Campos/Perú21)
César Villanueva (César Campos/Perú21)

La semana pasada pasó inadvertida para la mayoría de peruanos la presentación del gabinete Villanueva ante el Congreso, donde expuso un diagnóstico y propuestas de política nacional.

La poca atención ciudadana sobre los planteamientos del gobierno en el Congreso no son un hecho sorpresivo y tampoco serían una mala noticia para la dupla Vizcarra-Villanueva. Luego de seis semanas, el nuevo gobierno ha logrado acuerdos políticos y principalmente una serie de gestos que pretenden enfatizar una “vocación provinciana” (trabajar con las regiones y en las regiones) y humildad (contrastando con imágenes de frivolidad asociadas a la gestión de su antecesor, Kuczynski) que le permiten al presidente Vizcarra fortalecer su identidad política.

El asunto fundamental para Vizcarra es que si bien se muestra empático, consecuente y trabajador, la ciudadanía –a pesar de la masiva desafección y las particularidades de un vicepresidente asumiendo el poder– le exigirá pronto algún resultado concreto, en relación a los problemas que su presidente del Consejo de Ministros ha priorizado: reconstrucción del norte, reactivación económica, inseguridad ciudadana, violencia contra la mujer, lucha contra la corrupción, servicios de salud, entre otros.

Las noticias más importantes para los peruanos en la semana que pasó están relacionadas con la sanción a Paolo Guerreo y la decisión sobre su participación en el Mundial de Rusia. El presidente tiene tiempo hasta julio para meter un gol. En el mensaje de Fiestas Patrias ya no serán suficientes los compromisos y las intenciones, sino que harán falta los primeros resultados.

Veremos si Keiko Fujimori y la bancada de Fuerza Popular continuarán aplaudiendo, casi de manera oficialista, al presidente Vizcarra, el que fuera jefe de campaña de Kuczynski en las últimas elecciones, el ex ministro de Transportes y Comunicaciones al que ningunearon y ofendieron el año pasado.

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