Parlamento británico apoya pedir a la UE retrasar la fecha del Brexit. (Foto: EFE)
Parlamento británico apoya pedir a la UE retrasar la fecha del Brexit. (Foto: EFE)

La petición para que el Gobierno británico reconsidere su plan de salida de la Unión Europea ha pasado los 5 millones de firmas y el sábado más de 1 millón de personas salieron a las calles en Londres exigiendo un nuevo referéndum que detenga este caos de divorcio.

El Brexit debería haberse dado el viernes 29 de marzo, pero ante el fracaso de la clase política inglesa para llegar a un acuerdo final, la UE aceptó el pedido de una agonizante Theresa May para aplazarlo. Ahora depende de la propuesta que el parlamento británico apruebe mañana para saber si el nuevo plazo será 12 de abril o 22 de mayo. El desenlace de esta guerra política de todos contra todos es incierto.

La confusión llega al punto en el que uno de los principales sindicatos y uno de los grupos de lobby más grandes de esa parte del mundo se juntaron para mostrar su preocupación. Es como si la CGTP y la Confiep estuviesen de acuerdo contra el Gobierno.

Si en algo coinciden los que vienen siguiendo de cerca este proceso, es que las implicancias del Brexit son enormes y su impacto será global. Sobre todo, porque la UE fue un triunfo de la democracia liberal que ha permitido tener el periodo más largo de paz entre los países miembros. Romper con el mercado único, la libertad de tránsito europea y la integración comercial es una nueva forma de balcanización. Además, si esta separación se concreta, será un argumento que convenientemente utilizarán quienes defienden el cierre de fronteras, el independentismo separatista y, seguramente, el nacionalismo xenófobo.

Estos procesos siempre tienen repercusiones en el resto del mundo y realinean la geopolítica de maneras que no podemos predecir. En especial, este puede entusiasmar a los nacionalismos radicales, así que conviene entender lo que está pasando ahí.

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