1. El siete de junio de 1880, tomada ya Tacna por las fuerzas chilenas, quedaron aislados, por tierra y mar, los efectivos de nuestro Ejército acantonado en Arica que contaba con el fortín que defendía el histórico morro, peñasco altivo y escarpado. El coronel Bolognesi, de 63 años, era el segundo de la plaza, pero al enfermarse el marino que era el jefe superior, asumió con decisión el comando. Y ganó su pase a la historia.

“Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”, fue la respuesta ante el oficial chileno enviado para obtener su rendición habida cuenta el cerco sin escape en que se encontraban los soldados peruanos. El asalto chileno, superior en número y medios, fue en la madrugada buscando engañar a los defensores del morro. El enfrentamiento fue terrible, con mucho coraje y de corta duración. De los 1,900 defensores del morro murieron cerca de la mitad, con ‘repase’ y todo, incluyendo nuestro héroe. Los chilenos, en número de cinco mil, tuvieron 400 bajas.
El temple, la dignidad y la heroicidad de los defensores del morro son recordados cada 7 de junio, nombrado como el Día de la Bandera.

2. El amor al terruño, a nuestra historia, su cultura y costumbres, en fin, el sentido de patria es lo que nos falta para poder superar nuestros problemas como país y sociedad. No solo debemos acordarnos de ella en las remembranzas notables del pasado y de las que nos sentimos orgullosos. Cuando uno mira y escucha por la TV a nuestros seleccionados cantando el himno nacional, se siente una identidad y compromiso compartidos. Renace la idea de una voluntad de sumar esfuerzos para el bien de todos. Las deficiencias, desánimo y desunión de la política actual debieran cobijar, además de nuestro apego a la democracia, el servicio y desinterés personal tan propio del amor a la patria.

LEE MAÑANA A: ARTURO MALDONADO

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