Hinchas gozan con el partido Perú vs. Australia en la Plaza de Armas de Lima. (Luis Centurión)
Hinchas gozan con el partido Perú vs. Australia en la Plaza de Armas de Lima. (Luis Centurión)

¿Qué hizo la diferencia entre Paolo Guerrero y Raymond Manco?, le pregunté a mi amigo y ex mundialista Germán Leguía. “El colegio”, respondió, aludiendo al paso del capitán de la selección por Los Reyes Rojos.

Al día siguiente, un link en Facebook. Un reportaje imperdible del Wall Street Journal sobre los cambios introducidos en las concentraciones de la selección uruguaya de fútbol profesional por el maestro Tabárez. Cursos de historia, visitas a museos, formación en valores como la disciplina, la solidaridad y el respeto. El rescate del trabajo en equipo. La misma lección que nos ha dado el ‘Tigre’ Gareca y el equipo de todos en Rusia 2018.

Pero siempre reservando el justo espacio para la creatividad individual y el libre pensamiento. El legítimo derecho a cuestionarnos, una y otra vez. Con tolerancia y ética.

Imposible no hacer click inmediato con la forma en que entendía la educación Constantino Carvallo, mentor de nuestro número nueve.

Por oposición, se nos eriza la piel frente a la seria crisis de valores que enfrentamos hoy los peruanos. ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué queremos ser? ¿Qué les estamos dando de lactar a los niños en las calles?

El calendario no se detiene y cada día estamos más cerca del bicentenario de nuestra independencia. ¿Cuál? Porque si no estás conmigo, te quemo. Si eres gay, no te puedes casar. Si tu opinión es distinta a la mía, seguro que te pagan por lo bajo. Si estás a favor del LUM, eres terruco. Y si no, de todititas maneras derechista achorado. Facho. La sociedad anti. Eso somos.

¿Seremos capaces de ponernos de acuerdo en al menos dos o tres proyectos básicos que no sea si debe o no haber día de la chanfainita?

O reaccionamos pronto o nos vamos con clasificación y barra brava por un tubo. Todos.