(Foto: USI)
(Foto: USI)

De confirmarse el rumor de que la ultraizquierdista excongresista Indira Huilca reemplazaría a Betssy Chávez en la cartera de Trabajo, los empresarios y gremios deberían irse a un cierre patronal (lock-out) en protesta y para impedir que una cartera tan vital para el aparato productivo pase de Guatemala a Guatepeor.

Así como los trabajadores tienen derecho a huelgas justas, también los empresarios pueden paralizar cuando las cosas llegan a extremos. Y poner a Indira Huilca en Trabajo es una absoluta declaratoria de guerra al empresariado, al PBI y a la sensatez.

Huilca no solo es ideológicamente una comunista radical, sino que, además, rezuma resentimiento y muestra pocas capacidades intelectuales, administrativas y de diálogo. En el Chile de los 70 hubo varios cierres patronales contra los abusos del gobierno de Salvador Allende (que no era el corderito edulcorado que en estos días nos venden la izquierda y los medios. Encabezó un gobierno expoliatorio y ultrademagógico) y la misma reciente huelga peruana de camioneros vino a ser un lock-out.

De ninguna manera Indira Huilca puede ser ministra de Trabajo. Eso sería absolutamente inaceptable. Ya es hora de que los timoratos como Caipo de la Confiep se pongan los pantalones. Y que tampoco Comex, la CCL, PerúCámaras, ADEX, Capeco y la SNI se queden calladitas. ¡Julio Favre y Samuel Gleiser, cómo les echamos de menos en estos días! Esos dos personajes, ya lamentablemente desaparecidos, eran líderes gremiales con agallas, dentro del legado de Ricardo Duharte, Luis Gamarra Mesones y Francisco Pardo Mesones.

Betssy Chávez debe ser censurada y abandonar el cargo por incapaz, por ideologizada y por la pésima manera como condujo la huelga de controladores aéreos que devastó al sector Turismo en plena Semana Santa. Pero que la sustituya Indira Huilca sería un chiste de mal gusto y una provocación inadmisible.