[Opinión] Richard Arce: El abogado del diablo.
[Opinión] Richard Arce: El abogado del diablo.

Una característica de Pedro Castillo ha sido la incoherencia entre sus discursos y sus acciones, sobre todo las relacionadas a la lucha contra la corrupción, al extremo que ha utilizado muy bien esta estrategia en campaña y lo repite permanentemente en su gobierno.

Ahora, esta estrategia de comunicación política se iba a agotar a medida que se iban exponiendo las denuncias de corrupción que desacreditaban progresivamente a su gobierno. Por eso, no sorprende el nivel de negligencia y soberbia mostrado ayer, cuando el presidente, que tenía la obligación de atender a la Comisión de Fiscalización, rehuyó para responderle al grupo investigador del Congreso.

Si bien es cierto que esto es parte de la estrategia legal del abogado Benji Espinoza para seguir evadiendo a la justicia, tenía que haber diferenciado el carácter político de una investigación congresal de las investigaciones fiscales, craso error.

Estas acciones del Ejecutivo para obstruir cuanta investigación fiscal o del Congreso comprometen aún más la situación legal del presidente. Más allá de la inmunidad que posee, esta ausencia y negativa de atender a la comisión tendría consecuencias nefastas para la sostenibilidad de su gobierno.

Recordemos que, al negarse a recibir a la Comisión de Fiscalización, ha gatillado una acusación constitucional al no responder a una comisión investigadora. De seguro su abogado desconocía de esta particularidad de la Comisión de Fiscalización, que es una comisión investigadora.

En consecuencia, el presidente Castillo, después de esta negligencia –haciendo de abogado del diablo–, ahora es pasible de una denuncia constitucional, que terminaría en un juicio político para ser suspendido y quién sabe hasta destituido de su cargo por haberse sustraído de la comisión investigadora, tal como dice en los artículos 99 y 100 de la Constitución.

Parece hasta trivial el nivel de impericia del presidente, pero, al igual que Boluarte, pueden ser destituidos de sus cargos por banalidades. Recuerden, las leyes están hechas para cumplirlas, más aún si son altos funcionarios.