De Bélgica con pasión. (AFP)
De Bélgica con pasión. (AFP)

Bruselas, capital de Bélgica, es el símbolo de la Unión Europea (UE) porque allí se encuentran las instituciones políticas y financieras que tanto orgullo provocan a quienes apuestan al proyecto como garante de la paz y la estabilidad del continente, pero también es el lugar emblemático para los movimientos nacionalistas y populistas que acusan a Bruselas de todos los males que ocurren en sus países. Pero Bélgica está también vinculada a otras fogosidades que trascienden a estos asuntos.

El fugitivo más mediático del momento es el ex presidente del gobierno autónomo de Cataluña, Carles Puigdemont, quien se exiló en Bélgica tras escapar de España acusado por delitos de sedición, rebelión, etc. Aunque en las elecciones del 20/12/17 el partido Ciudadanos obtuvo la mayoría de los escaños, la alianza de los independentistas conservó la mayoría parlamentaria y debaten elegirlo como presidente virtual, a distancia. ¡Surrealismo!

Mientras tanto, Rafael Correa no pudo con su ambición y abandonó la tranquilidad que le proporcionaba su retiro en el país de su mujer belga, Anne Malherbe, para regresar a Ecuador a luchar por la reelección en el referéndum que perdió el pasado domingo. Quizá Bélgica le salve de la prisión si se descubren hechos de corrupción que lo vinculen con aquellos que condujeron a la cárcel al último ex vicepresidente Jorge Glas, condenado por el escándalo Lava Jato. Asimismo, se espera la extradición al Perú de Alejandro Toledo, quien colocó US$20 millones, entregados por Odebrecht, en Ecoteva a nombre de su suegra, Eva Fernenbug, ciudadana ¿de dónde? Sí, de Bélgica.Habrá que llamar al periodista belga Tintín para que nos aclare por qué su país genera tantas pasiones y ambiciones.

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