El fiscal José Domingo Pérez informó el último jueves sobre la ampliación de la investigación preliminar contra el ex mandatario Alan García. (Foto: USI)
El fiscal José Domingo Pérez informó el último jueves sobre la ampliación de la investigación preliminar contra el ex mandatario Alan García. (Foto: USI)

Los personajes aludidos son para la historieta o para quienes quieren tener ídolos en el sector justicia, emulando otras realidades, donde la política –sus odios y animosidades– no intervino en el proceso Lava Jato de Brasil. Se esterilizó considerablemente la mirada política que con tanto encono se vive en nuestro país.

Nunca se ha visto en la historia de la justicia –la que verdaderamente lo es– un fiscal con tal ascenso meteórico en las encuestas, dos ya en su corto tiempo de participación en el caso Lava Jato ‘perucho’. Y va en alza. Es notorio que los medios de comunicación lo respaldan y lo defienden ante sus procesos administrativos en la Fiscalía.

También es visible que lo acompaña consistentemente una ONG cuyo protagonismo y ascendencia rivaliza con el más potente de los ministerios. Acumulación de poder, sinónimo de gobierno plebiscitario, manejado con el número, contrario a la ley y al equilibrio de poderes.

Un 15% de peruanos (muy probablemente son más), según una reciente encuesta, no aprueba al protagónico fiscal. No respeta sus decisiones por arbitrarias y sin rigor jurídico, vulnerando el debido proceso, entregando hojas faltantes a la ‘prepo’ mientras que un buen número de almas –fujimoristas o no– se jugaba la prisión.

Dicho fiscal no es ni Batman ni Robin para los ciudadanos que observan cómo se vulnera la ley y sus procedimientos, que parecen valer poco. El interrogatorio de este fiscal a su superior jerárquico, el fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, figura ya en la antología de los malos modales institucionales, denotando débil formación jurídica.

El personaje de las encuestas pregunta al fiscal de la Nación si conoce a Arsenio Oré y a otros miembros de la “organización criminal” fujimorista que ha creado tan burdamente, y obvio a Keiko Fujimori. Quiere vincular a Chávarry con ese partido de manera arbitraria y poco inteligente. Le basta un colaborador, sin versión confrontada, y el chat La Botica entregado por un fujimorista desleal.

Este fiscal cuestiona también las decisiones administrativas de Chávarry como máximo titular de Fiscalía. Que ¿por qué cambió a esta fiscal? y ¿por qué decidió esto? Inadmisible. Dedica muchas preguntas a lo que parece enloquecerlo, el enlace de la Fiscalía con el Congreso, donde trabaja 23 años. Al salir arengó a Chávarry a declarar que no existe persecución.

No pagamos con nuestros impuestos a los fiscales y jueces para satisfacer sus fines particulares. Ese interrogatorio, forzado, con colaboraciones insensatas, no persigue buscar justicia, solo linchamiento, circo y autopromoción. Fanáticos abstenerse, hablar con Batman y/o Robin.