Jorge Barata llega a firma de acuerdo entre Fiscalía y Odebrecht (GEC)
Jorge Barata llega a firma de acuerdo entre Fiscalía y Odebrecht (GEC)

Finalmente, Jorge Barata contó lo que tenía que contar. No ha trascendido aún todo lo que dijo y, después de la muerte de Alan García, los fiscales peruanos no pudieron pedirle precisiones sobre el nivel de responsabilidad del expresidente durante el segundo gobierno aprista.

La constructora Odebrecht no ha entregado todavía los documentos que contienen las pruebas de lo que su exgerente general en Lima, ha confirmado. Pero, de lo que se filtró la semana que acaba de terminar, se pueden comprender el interés y la ventaja con la que actuaron los que se opusieron a la firma del acuerdo que habían negociado en Curitiba la Procuraduría y la Fiscalía para el caso Lava Jato en el Perú.

La ciudadanía no debe bajar la guardia porque, a pesar de todo lo vertido, no se puede descartar que, entre telones, los opositores al acuerdo y sus operadores insistan en presionar y ajustar sus viejas teclas en el Poder Judicial para impedir que la jueza, María Álvarez Camacho, del Primer Juzgado Nacional de Investigación Preparatoria, valide el acuerdo de colaboración eficaz.

El abogado de Barata, Carlos Kauffman, dijo el viernes en Brasil que los 4 mil folios que contienen los registros de las transferencias bancarias, las constancias de los desembolsos de los millones que se entregaron en efectivo, los alias o codinomes de los receptores de las coimas y los números de las cuentas de las empresas que se usaron para camuflarlos, no se entregarán a la Fiscalía hasta que la empresa tenga la certeza de que el Estado peruano no retrocederá, es decir, hasta que el Poder Judicial no termine de homologar y legitimar el acuerdo.

Las hipótesis de la Fiscalía se corroboraron durante los interrogatorios, una a una. Barata ha proporcionado nuevos datos, muchos de ellos todavía no los conocemos, pero ha trascendido que, en todos los casos, sobre todo en los que involucran a Alejandro Toledo y a los depositarios de Alan García, ha ofrecido información novedosa, afilada y sólida. El acuerdo, entonces, debe validarse con prontitud y contundencia.

El suicidio del expresidente García causó conmoción en la opinión pública. Que tantas personas admitan ahora que lo escucharon advertirlo y repetirlo, y que nadie haya hecho algo verdaderamente eficaz para evitarlo, conmueve todavía más. Pero aun un hecho tan cruento como lamentable no podía interrumpir la labor de la justicia. Los peruanos debemos entender que lo que es justo o injusto, no depende de lo que crea cada persona o grupo de personas en particular; al contrario, depende de la obligación que asiste a jueces y fiscales de empeñarse en descubrir la verdad y de ofrecerla, transparentada, a la sociedad.

Más allá de las anécdotas derivadas de los testimonios de Barata, la realidad que los peruanos tendremos que registrar en nuestra historia, es cruel y vergonzosa. Al margen de por qué a Luis Nava le apodaron Chalán o al secretario de Susana Villarán le llamaron Budian (se parecía, dijeron en Curitiba, a un pez del Atlántico que luce gordo y verde), la verdad es que las últimas décadas fuimos gobernados por una sarta de inescrupulosos. Una entelequia de angurrientos que mientras pregonaban su preocupación por la lucha contra el terrorismo, la democracia, los parques y las áreas verdes, la anemia, el nacionalismo, el agua; operaban al margen de la moral y la ley, y se llenaban los bolsillos a cambio de permitir que una banda de brasileños zorrunos, le robaran al Estado bajo el perfecto pretexto de una o muchas adendas. Demasiada basura.

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