Basta de callar

“Es hora pues de romper ese ominoso pacto de silencio: las mujeres deben perder el miedo y salir a hablar. A hablar fuerte”.
Basta de callar

El calvario de las mujeres peruanas parece no tener límites. Si no les prenden fuego, las violan, las golpean o las humillan –incluso en dependencias del Estado como comisarías y juzgados–, las acosan y maltratan en la calle, en sus hogares o en el trabajo. El feminicidio no es más que el extremo fatal, homicida, de la misma prepotencia que se manifiesta en ese supuestamente simple, “inofensivo” acoso, cuya impunidad suele basarse en relaciones asimétricas de poder: puede ser un marido violento, pero también un alto funcionario en el centro de labores, quien, abusando de su posición, ejerce una presión tortuosa sobre las mujeres que decide acechar.

Según indicios y testimonios conocidos a través de Perú21 el día de ayer, es lo que parece haber estado ocurriendo en las oficinas de Editora Perú (EP), la empresa del Estado que edita el diario oficial El Peruano y produce los contenidos de la agencia Andina. El gerente comercial Miguel Risco Esquén, quien renunció a su cargo en EP después de que el directorio de la empresa le retirara la confianza, fue denunciado por tres trabajadoras que se declararon víctimas de acoso sexual y tocamientos indebidos, y por otras siete que fueron testigos de ese comportamiento, así como de la permanente prepotencia con que Risco se manejaba en la institución.

Se supo asimismo que, luego de la difusión de las primeras denuncias en contra de este mal funcionario, otras dos trabajadoras, presuntamente vejadas también por él, se animaron a hacer lo propio. Y es que esto es central: episodios como los narrados son, en verdad, pan de cada día en incontables empresas públicas y privadas –donde se deberían hacer pruebas psicológicas periódicas a funcionarios con poder– pero en la mayoría de los casos las mujeres no se atreven a hablar por temor a represalias o a un entorno de machismo tóxico en el centro de labores donde se ganan el sustento familiar, y donde seguramente los máximos puestos de poder son ocupados por hombres.

Es hora pues de romper ese ominoso pacto de silencio: las mujeres deben perder el miedo y salir a hablar. A hablar fuerte. Es la única manera de evitar que sucesos como los de Editora Perú se perpetúen por los siglos de los siglos.

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