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Redacción PERÚ21

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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com

Desde el punto de vista del crecimiento en sí, el 2013 no ha sido un buen año; valgan verdades, tampoco uno malo (como veremos, regular no es una respuesta correcta de igual manera). Es bueno en tanto creceremos a casi el doble del promedio global; es malo en tanto pudimos crecer más y mejor. Más porque dejamos inversiones listas hace más de dos años pasar; mejor porque pudimos, en lo que va del gobierno, hacer reformas que hoy ya estarían impactando en la calidad de nuestra tasa de crecimiento.

El crecimiento es bueno, qué duda queda a estas alturas. Es bueno para todos, y para los más pobres en mayor medida: cada punto de crecimiento significan cerca de 200,000 peruanos que dejan la situación de "pobreza". El crecimiento implica mayores inversiones, mayor demanda laboral y mayor demanda de tecnología y conocimiento empresarial.

Ello nos lleva a una segunda variable clave: la inversión privada, si bien se ha mantenido alta respecto al PBI, ha crecido en menor medida que los años anteriores. De nuevo, esta es una mala noticia: significa que los empresarios (grandes, medianos y pequeños) vislumbran un panorama futuro pesimista (o, al menos, no tan optimista como antes). Esta una señal que el gobierno debería tomar con mayor importancia; algo no están haciendo que haga más atractiva la inversión en el Perú.

Si pudiéramos establecer dos aspectos críticos para el crecimiento de largo plazo en lo que el gobierno no está avanzando, lamentablemente, serían la reforma tributaria (una que haga más sencilla y liviana la carga) y la laboral (igual: más sencillo es mejor). Como siempre, no hay mejor momento para empezar las reformas que hoy. Esperemos que el 2014 traiga consigo algunas de ellas.