La ATU argumenta que la ausencia de unidades impide retirar las viejas sin dejar de ofrecer el servicio a un número importante de usuarios, señala la columnista. (Foto: GEC)
La ATU argumenta que la ausencia de unidades impide retirar las viejas sin dejar de ofrecer el servicio a un número importante de usuarios, señala la columnista. (Foto: GEC)

La Autoridad del Transporte Urbano (ATU) y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones han aprobado la extensión de las autorizaciones para la circulación de vehículos de transporte público con más de 35 años. Con la excusa de falta de unidades que puedan reemplazar el parque automotor viejo y maltratado por uno más eficiente y seguro.

Una medida que afecta a todos los limeños: a los usuarios del transporte público, pues incrementa la inseguridad vial y los riesgos de siniestros —además de la comodidad y el confort— y al resto de usuarios de las vías —pues hay mayores posibilidades de desperfectos, tráfico y congestión—, sin mencionar los efectos ambientales y de contaminación del aire que impactan en la salud pública.

La ATU argumenta que la ausencia de unidades impide retirar las viejas sin dejar de ofrecer el servicio a un número importante de usuarios. Aunque la ATU mantiene el servicio, no ha tomado medidas a tiempo para impulsar la reforma del transporte y permitir la renovación de unidades. Este proceso, afectado por la pandemia y crisis política, ha dejado un escenario calamitoso para los pasajeros y para la ciudad en general, con unidades extremadamente viejas aún en circulación.

Paralelamente, esta semana también se ha visto el caos causado por la crisis de gestión de residuos en el Cercado de Lima. Una resolución de contrato con la empresa prestadora —acusada de falta de transparencia y ética— ha dejado a Lima y a los limeños sin el servicio público de recojo de basura, lo que ha generado acumulación de desechos en las calles del centro de nuestra capital. Otro problema de salud pública, que genera focos infecciosos, aumento de roedores, malos olores y un aspecto deplorable para la capital.

Según la encuesta de Lima Cómo Vamos 2023, después de la seguridad ciudadana, el segundo problema más importante para los limeños son los residuos sólidos: 46.9% se muestra insatisfecho, pues lo considera un problema preocupante.

Y, aunque la satisfacción con esta gestión es baja, especialmente entre los habitantes de Lima Sur y Lima Norte (donde la insatisfacción llega al 53.4%), eran los vecinos de Lima Centro los que mostraban mayor satisfacción (38%). Un escenario que seguramente cambiará con la acumulación de residuos en las calles.

Todo esto evidencia la falta de experiencia y gestión por parte del alcalde para solucionar prácticamente cualquier problema de la ciudad. Una pena que esta sea la imagen que proyecta la capital del Perú en los años de celebración del bicentenario.