El presidente del Congreso, Daniel Salaverry, calificó como "nefasta" la iniciativa de ley sobre financiamiento ilícito de partidos políticos. (Foto: GEC)
El presidente del Congreso, Daniel Salaverry, calificó como "nefasta" la iniciativa de ley sobre financiamiento ilícito de partidos políticos. (Foto: GEC)

Las semanas siguientes serán cruciales para Fuerza Popular. Esta es con seguridad la peor crisis que le ha tocado enfrentar en medio de una situación que solo ha ido de mal en peor. Que el presidente del Congreso y congresista de FP, Daniel Salaverry, haya calificado como “NEFASTA” y se haya negado a firmar la ley de financiamiento ilegal de partidos políticos, que claramente busca beneficiar a los investigados que presuntamente recibieron dinero de la ‘Caja 2’ de Odebrecht para gastos de campaña, no es, como señaló el congresista Miguel Torres en Canal N, un tema menor, sin más trascendencia que la expresión de una opinión personal. Fue el propio Salaverry quien antes pidió una licencia al partido precisamente porque el cargo que ocupa demanda que su prioridad sea la conducción de la institución parlamentaria y esto solo es posible lejos de cualquier intento de presión de su bancada.

Pero de eso a alinearse con el Ejecutivo (el presidente Vizcarra ya anunció que observará la ley) dice mucho del rumbo que tomará Salaverry. No es descabellado pensar que su renuncia al grupo parlamentario sea una decisión ya tomada.

A esto se suma el alejamiento de Úrsula Letona. En otra época hubiese sido imposible creer que un lío personal con Yeni Vilcatoma podría llevarla a tomar una decisión así.

Keiko continúa detenida. El núcleo duro conocido como La Botica ha sido desarticulado. Carlos Tubino no termina de cuajar como vocero, más bien parece serlo a pesar de él mismo. Según el semanario Hildebrandt en sus Trece, ni Lucha Cuculiza ni Alejandro Aguinaga aceptaron la invitación de Luz Salgado para participar en la reestructuración del partido. Sumemos el irresuelto caso Mamani. Y la responsabilidad de FP en el desprestigio del Congreso. Es hora de cambios. De ellos depende su supervivencia.