La realidad de una conspiración

Quien haya caído siquiera por un segundo en las redes de una noticia falsa y alarmista conoce muy bien la capacidad que tienen quienes inventan teorías conspirativas para hilar argumentos inconexos hasta crear un caso de lógica aparentemente arrolladora. Ahí radica su peligro, que se agudiza en tiempos de crisis, profundizando desconfianzas, como está ocurriendo con el coronavirus.

Para algunos, los más negacionistas, la pandemia es un engaño impulsado por los mega-poderosos para controlarnos a través del miedo. Un escalón más arriba está la teoría de que Bill Gates creó el virus porque ya tiene la vacuna con la que se hará más millonario aún, aunque lo cierto es que su fundación viene invirtiendo millones para encontrarla sin resultados todavía. El principal argumento sería una charla que dio el 2015 explicando el peligro de una pandemia global, aunque para ese caso habría que acusar también a los productores de Contagio, grabada el 2011, por narrar con precisión lo que está ocurriendo.

También está la teoría vinculada al 5G, gatillada por la creencia de que deteriora el sistema inmunológico. Lo mismo dijeron del 3G y del 4G, sin que exista un solo estudio con estándares científicos que lo demuestre. Un poco más lejos están los que creen que el 5G esparce el virus, aunque varias zonas del mundo sin esta tecnología hayan caído, como Perú.

Finalmente, están los que aseguran que el virus es un arma biológica liberada intencionalmente para perturbar el orden global, a pesar de que ha afectado también duramente la economía y la vida de los países que supuestamente estarían detrás. Todo apunta, por si es necesario decirlo, a que el virus tiene origen animal, como el Ebola y el H1N1.

Lo mejor es que si intentan convencerte de una teoría conspirativa, primero que te expliquen qué es un virus y cómo se esparce. Luego revisa fuentes confiables.