Números escalofriantes (GEC).
Números escalofriantes (GEC).

Tenemos poco más de 160 internados en cuidados intensivos. Si consideramos que en el país hay 600 ventiladores artificiales, perecería que aún queda oxigeno antes de llegar al punto de colapso del sistema, pero lo cierto es que, si nos enfocamos en algunas regiones, la situación es mucho más grave de lo que parece. En ciertas zonas hay hospitales que ya superaron su capacidad, lo que hace que en este preciso momento para el Perú el factor determinante no sea la falta de camas y ventiladores, sino su distribución dentro del territorio nacional: los equipos no están donde más se necesitan. No solo tenemos pocos, sino que no están distribuidos homogéneamente, revelando otro de los flancos débiles de un sistema descoordinado.

Según el , la tasa de letalidad del virus a nivel nacional es 2.55%. Pero ese es un número engañoso. Mientras la letalidad en Lima está debajo del promedio, en algunas regiones la letalidad es cinco veces más grande. En Lambayeque, unas de las regiones más críticas, ya van 80 fallecidos en lo que va de la epidemia, lo que representa casi el 20% de las muertes totales a nivel nacional. Su tasa de letalidad es superior al 11%, muy parecida a la italiana. En Tumbes ocurre algo similar: 1 de cada 10 contagiados está muriendo, casi como en España. En La Libertad, Piura, Ancash y Huancavelica, la tasa de letalidad es superior al 5%. O sea, 1 de cada 20 contagiados en esas regiones fallece.

No es que los peruanos de esas zonas del país sean más débiles, sino que sus hospitales tienen menos capacidad y pocos ventiladores mecánicos en funcionamiento. Lambayeque tiene menos de 40, Tumbes 10 y Piura 5, todos ocupados.

Estos son números escalofriantes que recuerdan que este virus no es tan democrático como dicen algunos, sino que los que más mueren y más sufren son los que han sido relegados por más tiempo.

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