El juez Richard Concepción Carhuancho fue quien dictó una orden de prisión preventiva contra Ollanta Humala y Nadine Heredia el 2017. (Foto: USI)
El juez Richard Concepción Carhuancho fue quien dictó una orden de prisión preventiva contra Ollanta Humala y Nadine Heredia el 2017. (Foto: USI)

“Ayer el sistema judicial ha dado muestras de independencia”, decía un tuit. “Medida histórica del juez Richard Concepción Carhuancho… no es persecución política. Es justicia. Juez correcto, valiente…”, decía otro tuit. “Pronto caerán todos los corruptos, la justicia les pisa los talones. ¡Todos queremos un nuevo Perú! El comienzo es verlos en una cárcel” era la respuesta a los mensajes anteriores. “La justicia poco a poco se abre paso y la verdad va saliendo a la Luz. Juez valiente dicta prisión preventiva…”, sentenciaba otro mensaje.

Posiblemente se imagina que esta cadena se dio hace unos pocos días cuando el juez Richard Concepción Carhuancho dictó la prisión preventiva contra Keiko Fujimori. Y pensará también que sus autores son un montón de antifujimoristas dignos de ser calificados como “caviares” por personajes como Becerril, Martha Chávez o Lourdes Alcorta.

Pero esa cadena no se origina en la prisión preventiva de la lideresa de Fuerza Popular. Sus autores son, curiosamente, los fujimoristas. Y no ocurrió durante esta semana, sino hace más de un año, entre el 13 y 14 de julio de 2017, cuando el mismo juez Carhuancho decretó la prisión preventiva de Ollanta y Nadine Humala.

El primer tuit citado es de la mismísima Keiko, destacando la independencia del Poder Judicial para enfrentarse al poder político. Los demás mensajes pertenecen a Lourdes Alcorta, Milagros Salazar y el actual presidente del Congreso, Daniel Salaverry. Todos fujimoristas.

Interesante cómo destacan como virtudes de Carhuancho su independencia, su corrección y su valentía.

¿Qué llevó a la crema y nata del fujimorismo a expresarse en términos tan distintos del mismo Poder Judicial y del mismo juez?

No soy especialista en Derecho Penal. Probablemente la decisión del juez pueda ser un exceso. O quizás sea correcta. Pero lo que no entiendo es cómo es correcta la primera vez y no lo es la segunda. Son casos muy parecidos. Si está bien la primera vez, está bien en la segunda. Si está mal la prisión de los Humala, está mal la de Fujimori. Pero la milagrosa conversión del mismo juez, de ser un paladín de la justicia, valiente y correcto, a ser un arbitrario políticamente sesgado no se entiende.

La inconsistencia de los fujimoristas es palpable. Y quien es inconsistente entre ambas situaciones está equivocándose en el 50% de los casos y está siendo intelectualmente deshonesto en el 100% de los casos.

La política es el arte de la inconsistencia. Un arte feo. Poco estético.

Grotescamente deforme. Permite justificar casi cualquier cosa dependiendo de cómo cambian los personajes. Habría que seguir el consejo de Jorge Luis Borges: “Yo propondría que los políticos no fueran personajes públicos”. Y es que da vergüenza verlos hablar.