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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

"Nunca conoces realmente a una persona hasta que te has calzado sus zapatos y has caminado con ellos", era la forma de pensar de Oliver Sacks, el neurólogo y escritor fallecido en el 2015. El médico londinense ejerció su profesión en Estados Unidos y dedicó su vida a entender los secretos de la mente, y en lenguaje sencillo los compartió en varios libros. Por ejemplo, en Los ojos de la mente (2010) compartió su propia enfermedad, agnosia visual (incapacidad para reconocer rostros), y sin embargo aprendió a leer en profundidad el lenguaje del cerebro y del alma.

Su obra Despertares fue llevada al cine y el genial Robin Williams fue elegido para protagonizar a Sacks cuando descubrió, en 1969, una medicación que logró despertar a pacientes catatónicos. Lamentablemente, el efecto de la droga fue temporal y Sacks sufrió viendo a sus pacientes-amigos regresar a su mundo de inconsciencia total.

En febrero del año pasado, Sacks dejó su último testamento público en las páginas de The New York Times con un artículo de despedida, a sabiendas de que pronto lo consumiría un cáncer terminal, como ocurrió en agosto. Un fragmento revela su gran amor por la vida y la humanidad: "No hay tiempo para lo no esencial. Debo concentrarme en mí, mi trabajo y mis amigos. Dejaré de mirar NewsHour (noticias) todas las noches. Dejaré de prestar atención a la política o las discusiones sobre el calentamiento global. No es indiferencia pero sí desprendimiento; todavía me preocupo profundamente por el Oriente Medio, sobre el calentamiento global, sobre el crecimiento de la desigualdad, pero esos ya no son mis asuntos, pertenecen al futuro".

En este mensaje Sacks nos advirtió no ser catatónicos ante el sufrimiento de los demás.

(arielsegal@hotmail.com)