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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

arielsegal@hotmail.com

Felipe González, ex presidente del gobierno español entre 1982 y 1996, ha decidido sumarse a la defensa de los presos políticos venezolanos Leopoldo López y el alcalde de Caracas, Antonio Ledesma.

Felipe sabe que tiene un gran prestigio pues él colocó a España en el mapa de Europa (la integró a la Comunidad Europea y a la OTAN), y fue el español que desterró el trauma que la derecha de su país tenía hacía la izquierda durante las décadas de la II República (1930-33), La Guerra Civil (1933-66) y la dictadura de Franco (1936-1975). Su gestión culminó con las barreras ideológicas que aun dividían a España durante la transición a la democracia liderada por el rey Juan Carlos y la centroderecha.

Felipe le debe mucho a Venezuela, sobre todo al fallecido ex presidente Carlos Andrés Pérez (CAP), quien dio refugió y ayudó en la clandestinidad a varios socialistas españoles durante su primera presidencia. Además, CAP lo acompañó a España, luego del Congreso de la Internacional Socialista en Suiza de 1976, cuando los partidos políticos aún estaban ilegalizados en ese país. Cuenta Felipe: "Convinimos que yo debería descender del avión oficial por otra puerta, con la discreción debida para no interferir en la ceremonia oficial. Una de las magníficas tiras de Perdis ilustra el momento en que el presidente de Venezuela saluda al Rey y le dice "traigo contrabando en el avión". Yo era ese contrabando."

Felipe se aúna a la causa de la libertad de presos políticos por un motivo por el cual muchos dirigentes de Latinoamérica deberían hacerlo: comportarse con los venezolanos como lo hicieron sus gobiernos democráticos del pre chavismo cuando ellos fueron perseguidos políticos y víctimas de dictaduras.