Hernando de Soto es exigente con los dos candidatos y es crítico y contrario a dos retornos: al marxismo leninismo y al gobierno que excluye los beneficios del capital a los más pobres, señala el columnista.
Hernando de Soto es exigente con los dos candidatos y es crítico y contrario a dos retornos: al marxismo leninismo y al gobierno que excluye los beneficios del capital a los más pobres, señala el columnista.

Hernando de Soto considera que las propuestas de Castillo y Fujimori aún son insuficientes como para anunciar su apoyo a alguno de ellos para la segunda vuelta electoral. En su gesto planteó: “Lo que yo quiero (…) es decirles cómo cualquiera de sus planes (…) puede migrar a una posición que los puede favorecer en el Perú y por el Perú”, agregando: “Si uno lo está haciendo mucho mejor que el otro, en ese momento indico por quién voto”.

Es exigente con los dos candidatos y es crítico y contrario a dos retornos: al marxismo leninismo y al gobierno que excluye los beneficios del capital a los más pobres. En suma, quiere evitar la colisión de dos trenes a gran velocidad que van hacia el pasado y que si no reculan, tendrán una vida corta e inútil.

A Fujimori le dice: completa lo especial y eficaz para insertar al 80% de la población informal que no puede competir y producir a escala, que no tiene acceso al crédito ni al capital y ponla en forma para que toda la fuerza de la sociedad ataque la pobreza.

A Castillo le plantea: abandona el marxismo leninismo y utiliza los métodos de economía de mercado contra la discriminación y desigualdad de oportunidades para que se produzca la transformación de la sociedad, sobre la base de la propiedad y su difusión y empleo universales.

En el fondo, sin arar en el mar, HDS pide a ambos lo mismo. No expresemos desasosiego sobre algo que él intenta. No tiene “fair play” sacar la idea y al jugador antes que empiece el partido, considerándolos inútiles desde el saque, por consecuencias que aún no han ocurrido.

Podemos tener nuestro voto claro, pero seamos justos con la fe y la vida del mundo futuro. Proponer, en sí mismo, no es “arar en el mar”.