(Foto: Presidencia)
(Foto: Presidencia)

Importantes las reuniones que el presidente Francisco Sagasti viene sosteniendo en Palacio de Gobierno con los líderes de las distintas agrupaciones políticas representadas en el Congreso. Por lo pronto han desfilado ya por la Plaza de Armas Keiko Fujimori (Fuerza Popular), César Acuña (Alianza para el Progreso), un grupo de legisladores del Frepap, otros del Frente Amplio, de Somos Perú y los voceros de Acción Popular. Todos ellos salieron de la casa de Pizarro dando declaraciones positivas sobre lo dialogado y sobre sus expectativas para lo que resta de la transición.

Sin embargo, Sagasti deberá ser cauteloso pues los antecedentes de la mayoría de los grupos parlamentarios demuestran que sus líderes o voceros podrán hacer las declaraciones públicas que quieran, pero dentro del hemiciclo el comportamiento de las bancadas suele estar en las antípodas de esas palabras, que el viento se lleva ni bien se retiran los micrófonos.

No olvidemos que tanto Acuña como la señora Fujimori, pese a que sus huestes en el Congreso fueron cómplices de quienes promovieron la vacancia presidencial, salieron apresuradamente a declarar en contra de Merino y el Gabinete Flores Araoz cuando la protesta en las calles se había convertido ya en una marea social incontenible, causando incluso renuncias partidarias luego de semejante reacomodo. El de APP, además, se había desgañitado antes insistiendo que su bancada jamás iba a apoyar la vacancia de Vizcarra.

La fiabilidad de estos líderes es pues minúscula, y a la hora de las votaciones en el Parlamento se puede esperar prácticamente cualquier cosa. La presentación del Gabinete Bermúdez será la primera prueba de fuego no solo de los nuevos ministros, sino también el “reality check” de los compromisos patrióticos que los líderes partidarios proclamaron en estos días.

Esperamos que la crisis política que añadieron al grave momento –sanitario y económico– por el que pasaba el país, cuando se lanzaron a por la vacancia, les haya permitido aprender algo, pero lo cierto es que nadie en el Ejecutivo debe dar por sentado que, en los ocho meses que quedan hasta julio, se les dejará trabajar sin sobresaltos.

TAGS RELACIONADOS