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Redacción PERÚ21

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Carlos Meléndez,Persiana AmericanaEl Apra es el partido con el antivoto más fuerte en el país (con un prestigio asociado a la corrupción). A pesar de este descrédito, su candidato municipal en Lima, Enrique Cornejo, obtuvo el 18% de los votos válidos, y logró así un segundo lugar que le permite al partido una presencia importante en el concejo limeño.

Para algunos analistas, el crédito de este triunfo es exclusivamente del candidato, que se mostró solvente y técnico por encima del promedio de competidores. Para otros, fue una espléndida jugada de billar planeada por Alan García para "desalanizar" la candidatura aprista. En todo caso, las virtudes del candidato y la "desalanización" permitieron el retorno del apristón: elector sin carnet aprista (¿quién milita en estos tiempos?) que no tiene problema en marcar la estrella si le parece la mejor opción. Es decir, el Apra busca recuperar un espacio en el electorado entre su fiel, pero reducida, militancia y sus rivales recalcitrantes que nunca cambiarán de parecer.

Para el 2016 el Apra no requiere necesariamente más militantes, sino más apristones. Precisamente, reactivar este sector le permite al partido sobrevivir. Por eso no concuerdo con quienes dicen que el Apra es el gran derrotado de estos comicios, porque el resultado en Lima le permite acumular recursos (políticos y simbólicos). Para entenderlo en perspectiva comparada: es como si AD quedara segunda en Caracas, el MNR en La Paz e ID en Quito.

Además, este resultado les permite a sus cuadros más jóvenes acceder a experiencia pública necesaria. El promedio de edad de la bancada aprista en el concejo será menor de 35 años. Así dejarán de defender las acusaciones de corrupción de sus mentores y se preocuparán por construir un perfil propio (esperemos que positivo).