Entre el pedido de confianza de los gabinetes Cateriano y Martos, sumado al tiempo en casa bajo cuarentena, varios días me he quedado pegado viendo Aprendo en Casa. Cada vez que lo he podido hacer, me ha sorprendido el buen trabajo que hay detrás de ese esfuerzo educativo sin precedentes.

En un país en el que estamos acostumbrados a hacer las cosas así no más, ligerito, para salir del paso, lo logrado por el equipo del Minedu con Aprendo en Casa merece mucho mayor reconocimiento del que ha tenido. A pesar de la complejidad de llegar a todo el país a través de radio, televisión e Internet, lograron lanzar en tiempo récord una estrategia educativa impensable meses atrás. Por eso, de todo lo dicho por Martos ayer ante el Congreso, uno de los anuncios que demuestra que de la crisis puede nacer un mejor futuro es que Aprendo en Casa ha llegado para quedarse y ampliarse.

Tiene todo el sentido apostar por una estrategia como esta para, en el futuro, complementar competencias en niños y niñas, y para ayudar a los alumnos de quinto secundaria a seguir carreras universitarias o técnicas. No es un asunto menor adecuar la propuesta pedagógica del Ministerio de Educación a las necesidades que van más allá de esta emergencia sanitaria.

Es una buena señal que un ministerio demuestre flexibilidad para adaptarse y encontrar las oportunidades de transformación, algo que el equipo del Minedu ha venido haciendo muy bien desde hace varios años, evidenciando que sí es posible apostar por políticas públicas que trasciendan a los gobiernos. Lo que sí, la mejor forma de lograrlo es manteniendo lejos a los políticos que no ven más allá de su periodo en el cargo.

Solemos decir que Perú vive atrapado por su burocracia ineficiente, pero habría que tener cuidado con las generalizaciones. Aprendo en Casa es un buen ejemplo de un excelente esfuerzo estatal. Palmas.