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Redacción PERÚ21

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Santiago Pedraglio,Opina.21spedraglio@peru21.com

El Apra decidió ingresar de pico y patas a la campaña pro revocatoria de la alcaldesa de Lima, Susana Villarán.

El acuerdo lo tomó como partido, con sus bases distritales de Lima y, sobre todo, con su dirección política nacional; por lo tanto, no tienen cómo sacar del rollo al expresidente Alan García.

Además, valgan verdades, en el Apra no se hace nada sin la aprobación del gran jefe, el expresidente y futuro candidato del 2016.

Con la revocatoria, el Apra quiere anotarse un triunfo de cara a las elecciones generales. Ellos, que no pudieron presentar un candidato presidencial a las del 2011 ni tuvieron aspirante a la alcaldía de Lima el 2010, porque al que eligieron las bases metropolitanas, Carlos Roca, lo desbancó la dirección nacional comandada todos saben por quién.

El Apra nunca ha sido fuerte en Lima, pero se está subiendo en la ola revocadora. Ciertamente, no se trata de darle una mano a Marco Tulio Gutiérrez o a Luis Castañeda; sería ingenuo verlo así.

El Apra quiere reaparecer como un partido grande, con capacidad para traerse abajo a la alcaldesa de Lima.

Le interesa que se vea que puede poner personeros en todas las mesas de consulta y mostrar que tiene un buen número de comités distritales.

Con esto, después de sus recientes derrotas electorales, quiere recomponer su imagen como partido y superar la impresión de declive que sus escasos cuatro parlamentarios, producto de la votación del 2011, ha dejado impresa en la retina política del país.

Aprovechando que tienen cuadros políticos de más peso, experiencia y llegada mediática, los apristas se quieren "comer" a Marco Tulio Gutiérrez y a los otros revocadores iniciales.

Y, sobre todo, aprovechando que hasta el momento Castañeda no aparece encabezando públicamente la campaña por la revocatoria.

¿Cuánto suma el Apra? Su mayor aporte serán sus experimentados personeros y el ruido mediático de sus voceros, más que sumarle votos al "Sí".