Migrantes que buscan regresar a sus regiones de origen tras quedarse sin recursos. (GEC)
Migrantes que buscan regresar a sus regiones de origen tras quedarse sin recursos. (GEC)

Palabra incluida en el Diccionario de la Real Academia el 20 de diciembre de 2017, por la filósofa española Adela Cortina, que significa ‘fobia a las personas pobres o desfavorecidas’.

La pandemia del COVID-19 ha sacado de las personas lo mejor y lo peor de ellas, hay muchas acciones de solidaridad, pero… también hay acciones de discriminación muy graves.

En estos tiempos de pandemia, por mis funciones de fiscalización he recibido pedidos para retirar a personas pobres y en situación de calle por el simple hecho de estar sentadas en la vereda y si la persona se echa al suelo o tose, la reacción vecinal es frenética.

El tema es que esas personas ya estaban en la calle antes de la epidemia. Claro está que por el movimiento de las personas y los autos y por la indiferencia de la gente, “no se les veía”.

Pero… ser pobre y no tener casa no es un delito y tampoco motivo para sanción administrativa ni medida complementaria alguna, como el retiro.

En los próximos días vamos a ver más gente viviendo en la calle, cientos de personas han sido expulsadas de sus cuartos de alquiler y su empobrecimiento las pondrá en situación de calle y si adquieren el virus, probablemente mueran en la calle.

Los albergues están a cargo del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, pero no son suficientes. El alcalde de Lima ha tenido la iniciativa de convertir a la Plaza de Toros en la Casa de Todos. La idea es estupenda, pero vamos a necesitar muchas más.

La democracia es inclusiva por esencia. Es momento de demostrarlo.

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