MALI
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En los últimos tiempos, han sido cinco los casos que fiscales y procuradores contra el terrorismo calificaron como apología sin mayor suerte. 1°) La publicación en 2010 de un panfleto, en la inicial campaña del Movadef, en el que se decía que “el más grande marxista viviente” era el ‘Doctor’ Abimael Guzmán. 2°) El traslado de los restos de los presos senderistas amotinados en El Frontón a una suerte de mausoleo en el cementerio de Comas, hecho por sus familiares. 3°) El intento de hacer una exposición (dic. 2014) con los cuadros pintados en prisión por Elena Iparraguirre (esposa de Guzmán) en un modesto local del Centro de Lima. 4°) Con ocasión de un mitin por el Día de los Trabajadores, el 1° de mayo del año pasado, una docena de militantes del Movadef realizó una breve marcha pidiendo la libertad de Guzmán y otros miembros de la cúpula de Sendero Luminoso que purgan prisión. 5°) Hace días se ha bloqueado la presentación de una treintena de gráficos y labrados, de origen y tradición rural de Ayacucho –tablas de Sarhua (Víctor Fajardo), traídos desde el extranjero (Estados Unidos) al Museo de Arte de Lima (MALI)– por ser sospechosos de hacer apología del terrorismo.

El resultado de estas acusaciones, hasta ahora, quedó en nada.
Soy de los que creen que lo sucedido ha corrido a favor del Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef). Propaganda de la buena y gratis. Ni siquiera han protestado, muestra que con su silencio salen ganando.

En el último caso se debe proceder de otra manera, justamente en sentido contrario a lo hecho. Las tablas de Sarhua son una expresión artística y educadora del accionar terrorista de Sendero Luminoso. Impedir su presentación es seguir haciéndole favor al Movadef.

El Lugar de la Memoria-LUM, al contrario, debería hacer un fórum con estas muestras, con la presencia de los familiares de las víctimas de esos lugares. Y abrir un debate. ¿Es tan difícil entender esto?