Antes de la pandemia. (Foto: Gian Carlo Ávila)
Antes de la pandemia. (Foto: Gian Carlo Ávila)

“Tenemos que hacer todo lo posible para prepararnos para una potencial pandemia… Cada país tiene que hacer su propio plan de contención de riesgo. Las prioridades son proteger a los trabajadores de la salud, que las comunidades se movilicen para tener especial cuidado de las personas mayores y con patologías [representan más del 80% de las muertes hasta ahora] y proteger a los países más vulnerables, conteniendo la epidemia en los que pueden hacerlo”. Las palabras del director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), refiriéndose a la epidemia de Covid-19 generada por el coronavirus de Wuhan, no podían sonar más estremecedoras.

Ante semejante llamado de alerta, los peruanos no podemos permanecer de brazos cruzados. Este no es un tema académico ni una nueva teoría de la conspiración nacida del chamuyo en las redes sociales. Es un riesgo de pandemia ante la que debemos estar preparados. Sin alejarnos mucho de estas costas, en nuestro vecino del Pacífico, Chile, y aunque de momento no se haya confirmado ningún contagio, se ha declarado bajo sospecha de coronavirus a 260 personas, a quienes el Ministerio de Salud de ese país les ha impuesto condiciones de aislamiento domiciliario como medida preventiva.

Mientras tanto, ¿qué están haciendo las autoridades peruanas al respecto? Respecto a prevención, la ministra de Salud, Elizabeth Hinostroza, expuso las medidas que se habían tomado para contener la amenaza y “aunque no se ha confirmado ningún caso, el Perú está preparado para afrontar la situación”. Exhortó, asimismo, a gobiernos locales y regionales a que tomaran acciones similares, creando –para empezar– zonas de aislamiento en sus hospitales.

Pero a las medidas sanitarias se les deben sumar, sobre todo, campañas para educar a pobladores de zonas vulnerables sobre los síntomas del mal y qué hacer en caso de que se presenten. Ese es valor de la prevención. Aunque un cierre de fronteras sería exagerado, conviene recordar –sin necesidad de alarmar a nadie– que la pandemia ya casi, casi nos está respirando en la nuca.

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