Antenas de la discordia

Antenas

En las últimas semanas, el descontento de la población por la instalación de antenas aumentó drásticamente, a tal punto que se generaron violentos enfrentamientos con las autoridades en la capital. Sin embargo, es importante tener muy en cuenta que este conflicto no se basa en hechos, sino en el temor infundado de que “las antenas son perjudiciales para la salud”.

Según la Sociedad Americana Contra el Cáncer, las antenas son inocuas para las personas por dos razones. Por un lado, la energía de las ondas de radiofrecuencia es relativamente baja, sobre todo si se compara con los rayos gamma que recibimos al sacarnos una radiografía o al ir a la playa. Por otro lado, la concentración de ondas no tiene suficiente potencia para alterar nuestro ADN.

Las antenas no solo son inocuas para nuestra salud, sino que son fundamentales para el desarrollo, sobre todo el de los más pobres. Según un documento del BCRP (Beuermann, McKelvey & Sotelo), el despliegue de infraestructura de telefonía móvil en zonas rurales entre 2001 y 2007 generó un incremento en los ingresos, el valor de los activos y los gastos de los habitantes de dichas zonas.

Nuestro país está muy rezagado respecto a la expansión de la red de telecomunicaciones. Mientras que en Tokio hay 99 habitantes por cada antena, en Londres, 261 y en Santiago, 860; acá día a día 3,642 peruanos pelean por la señal de una antena (AFIN). No por nada estamos en el puesto 89/137 en penetración de Internet en colegios (WEF).

El MTC debe tener un rol más activo y velar porque se cumpla la ley actual. Modificarla para darles más poder a los municipios parece más bien un retroceso y una lavada de manos.

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