Más impuestos, menos recaudación
Más impuestos, menos recaudación

El brillante economista de la Escuela Austriaca, Ludwig von Mises, rechazó en 1929 un muy bien pagado puesto en el prestigioso banco austriaco Kreditanstalt presagiando que “una gran crisis se acerca y no quiero que mi nombre tenga ninguna relación con ella”. Ante aquella advertencia, diversos estadistas del gobierno, si es que todavía queda alguno, deberían reflexionar sobre su permanencia en el Estado, puesto que, si el gobierno continúa por el rumbo económico que ha anunciado, posiblemente, sus nombres quedarán registrados en los libros de historia como los artífices de la debacle de la economía peruana.

El Ejecutivo anunció que se encuentra estudiando la posibilidad de implementar un impuesto “solidario” a los ricos. Ante aquel anuncio, la izquierda ha festejado que sus propuestas que no ganaron en las urnas se apliquen de manera fáctica. Y el problema no es que la izquierda quiera ser solidaria, sino que lo quiere ser con el dinero ajeno. Además, el problema no es la riqueza de quien la ha ganado honestamente, sino la pobreza, puesto que es esta última la que se tiene que superar, y la mejor forma de hacerlo es generando trabajo y atrayendo inversiones, lo cual será inviable mientras los impuestos y regulaciones sean tan engorrosos que hagan imposible formalizar al 70% de la población.

Entonces, condenar a quienes dan trabajo e invierten es un suicidio económico, puesto que habrá fuga de capitales y los principales perjudicados no serán los ricos, sino la clase media y los pobres que quedarán desempleados y sin poder emprender por lo costosa que es la formalidad. Por ello, subir impuestos en un país donde solo tres de cada diez personas tributan es contraproducente, puesto que menos personas podrán pagarlos y, por lo tanto, se recaudará menos.