Martín Vizcarra sostuvo que no se puede sacrificar la lucha contra la corrupción para evitar la confrontación. (Perú21)
Martín Vizcarra sostuvo que no se puede sacrificar la lucha contra la corrupción para evitar la confrontación. (Perú21)

El arte de amar es difícil, supone pensar en el otro. En cambio, el arte de seducir es más corriente, es egoísta. Evitar la seducción no es poca cosa. Las sirenas, por ejemplo, son las seductoras perfectas. Que se sepa, solo Ulises las pudo evitar. Pero tuvo la suerte de que Circe se lo advirtiera y el ingenio de poner cera en los oídos de sus marineros para que no se distrajeran. Mientras él, atado al mástil, disfrutó de su canto sin caer engañado.

En estos días, el fiscal y el presidente nos inspiran, parecen héroes. Razones no faltan, claro está. Son chamberos y corajudos, virtudes escasísimas en nuestro país. El fiscal ha metido a la cárcel a Ollanta, Nadine y Keiko, y le aplauden porque esos personajes hicieron de las suyas. El presidente ha pechado al Congreso y convoca a un referéndum pidiendo un Sí a la no reelección y un No al Senado, y le aplauden porque los congresistas son una desgracia.

Sin embargo, el fiscal debe actuar a partir de la ley y se ha excedido al pedir una prisión preventiva que está autorizada para otros crímenes. Eso se llama abuso. El presidente debe pensar en el futuro del país a largo plazo y al promover esas respuestas al referéndum está pensando en su aprobación de fin de año. Eso se llama irresponsabilidad. No se premia todo, sino solo aquello que se tiene que hacer bien y se hace mejor. Si eso precisamente se hace mal; se critica, no se aplaude.

Hemos tenido tanto tiempo a la justicia y a la política sometidas a la corrupción y al poder, que nos ha maravillado un poco de trabajo y un poco de valor. Pero si se violenta la libertad sin razón jurídica y si se modifica la Constitución por la temperatura de las encuestas, la justicia y la política siguen de rehenes, aunque sean otros los carceleros y otras sus vanidades.