Del Solar consideró que algunos legisladores tienen la percepción "equivocada" de que la reforma es contra ellos cuando esté vigente a partir del 2021. (Foto: GEC)
Del Solar consideró que algunos legisladores tienen la percepción "equivocada" de que la reforma es contra ellos cuando esté vigente a partir del 2021. (Foto: GEC)

El primer día en el ala izquierda de Palacio de Gobierno, Salvador del Solar observa su oficina envestido en la soledad del recién nombrado. Revisa los cajones de su escritorio sin amor: sobres vacíos, papeles membretados en blanco, post-its multicolores por llenar. “¿En qué momento se habrá jodido la PCM?”, se pregunta. Lee la lista de anexos sobre el teléfono de su despacho y calcula si tiene a alguien de confianza para cada uno de esos puestos. Difícil, piensa. Tal vez podría colar a un par en ciertas carteras, pero difícil. La PCM tiene su piloto automático y él no lo podrá cambiar.

La “dictadura de los mandos medios”, Salvador. Ese poder que le permitirá hacer una o dos modificaciones, en prensa o en su secretaría general, pero cuya dinámica tecnocrática lo precede y lo sobrevivirá. Sin dudas, lo respaldará mientras goce del beneplácito de Presidencia; y también le hará “la camita” cuando le hayan bajado el pulgar. Porque la distancia entre la PCM y Presidencia es cruel. Tan cerca y tan lejos. En el entorno del presidente cunde el hermetismo, la desconfianza y la mediocridad. En el círculo de la PCM, la buena voluntad, la incertidumbre y la obediencia. Por esto último, siempre se impone lo que manda Presidencia. Por más que el premier y el ministro de Justicia devoren las ayudas memoria para defender ante el Congreso la reforma política que le prepararon notables politólogos, finalmente se impone el oficio preparado por los vizcarristas. Papelito manda.

Desencajados, a Del Solar y Zeballos solo les queda secundar al “Indignado de jirón Junín” a otra pulla contra el Legislativo. Tanto esfuerzo en construir puentes con la oposición para terminar puenteado. “¿Habrá sido con Nadine y su luz verde?”.

La “dictadura de los mandos medios”, Salvador, que cuando hace del número dos del Ejecutivo, el número tres. Así, el premier queda coartado a escasas opciones. Una de ellas, una retirada planificada para eludir escándalos o caídas abruptas de la popularidad gubernamental; una renuncia impoluta, ardua labor en estos tiempos. Más si la ambición, por otro lado, llama a apechugar, pues poner el pecho a los desplantes. Incluyendo que mientras se aspira a 2021, la exposición mediática de la PCM y la coordinación intersectorial son bendiciones para un precandidato. Pero un actor político con convicciones institucionalistas no debería tolerar la interferencia de poderes ilegítimos, ajenos al escrutinio público. Porque son esas pequeñas agendas personales, llenas de revanchas y resentimientos, las que socavan la autoridad de la PCM. Amigo, date cuenta.

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