Soy un empresario que administra una empresa de distribución de abarrotes en el Centro de Lima. Trabajo junto a mi hermano mayor y recientemente nos hemos encontrado en una situación desafiante: el negocio está creciendo y necesitamos contratar talento para ayudarnos a manejar esta expansión. Aquí es donde entra mi sobrino, recién graduado de la Universidad de Ingeniería, con un conocimiento profundo de nuevas tecnologías que podrían impulsar nuestro negocio.
Mi sobrino me ha dicho que necesita recibir 4,000 soles netos al mes para cubrir sus gastos personales y familiares, que incluyen el colegio de sus dos hijos (1,000 soles), la hipoteca (800 soles), alimentación y mercado (1,000 soles), pasajes (200 soles), servicios públicos (150 soles) y otros gastos (850 soles). Sin embargo, para que él reciba 4,000 soles netos, tendría que estar en planilla con un sueldo bruto de 5,000 soles. Con las cargas adicionales de seguridad social, gratificaciones y Compensación por Tiempo de Servicio (CTS), el costo total para la empresa sería de aproximadamente 6,700 soles.
El problema es que, aunque estoy dispuesto a pagarle 4,000 soles, simplemente no puedo asumir el costo total de 6,700 soles. Mi situación financiera no me lo permite. Para evitar este problema, podría contratarlo mediante recibos por honorarios profesionales, lo que me ahorraría la carga laboral adicional. Sin embargo, mi primo abogado me ha advertido sobre los riesgos asociados, ya que la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) podría multarme por esta práctica.
Esta situación me ha llevado a reflexionar sobre cómo las cargas laborales elevadas desincentivan la formalidad. A pesar de que quisiera cumplir con todas mis obligaciones fiscales y laborales, la realidad es que las cargas adicionales hacen que esto sea inviable para muchos pequeños empresarios como yo. La legislación actual, aunque bien intencionada para proteger a los trabajadores, termina creando barreras que fomentan la informalidad.
Finalmente, he decidido asumir los riesgos y pagarle a mi sobrino 4,000 soles mediante recibos por honorarios. No es la solución ideal, pero es la única forma en la que puedo mantener el negocio a flote mientras le proporciono a mi sobrino el ingreso que necesita. Esta situación es un ejemplo claro de cómo las cargas laborales pueden ser contraproducentes, impidiendo que los empresarios contraten formalmente a su personal y, en última instancia, afectando la economía en general.