Luis Almagro (AFP)
Luis Almagro (AFP)

Si observamos desde un gran angular los movimientos políticos que suceden en Venezuela, podríamos concluir que estamos inmersos en un laberinto sin aparente salida. Por una parte, nada pudo impedir que el régimen instalara una fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente (ANC) a pesar del desconocimiento de la comunidad internacional.

Mientras tanto, en la sede de la OEA se desarrolló un hecho histórico, con la instalación de la máxima representación del Poder Judicial de Venezuela (TSJ), cuyos miembros elegidos por la legítima y usurpada Asamblea Nacional, han sido víctimas de persecución política por el régimen. Durante el acto, Luis Almagro lanzó una proclama que dejó en manos de los nuevos magistrados que actuarán desde Washington: “Para restablecer el Estado de derecho en Venezuela, la fraudulenta ANC debe anularse”.

¿Pero cuál es el objetivo del régimen? En palabras de Maduro: “Todo el que vote el domingo estará votando por la Asamblea Nacional Constituyente, reconociendo el poder de la ANC. Todo el que salga a votar, porque es la ANC quien los convoca, quien organiza”. Pareciera que el paso siguiente, después del 15 O, está enmarcado en un cronograma hacia una república comunista y el apoyo a los requerimientos de sus aliados internacionales. Es que en ese laberinto se están desarrollando movimientos entre sombras ante otra Guerra Fría que ha ido avanzando en el almanaque mundial, donde la real politik desarrolla negociaciones siendo Venezuela uno de los peones a subastar.

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