notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Solo le faltaba a este gobierno un "niño costero" de esta magnitud para una tormenta perfecta. Esto se suma a Lava Jato, la inseguridad y la conflictividad que amenazaban con afectar el crecimiento de este año.

Los desastres han ocasionado 100,000 damnificados, 700,000 afectados e inmensos daños en la infraestructura, carreteras, puentes y viviendas que han quedado destruidas; además de impactar en el comercio y agricultura. Los efectos finales aún no se conocen y solo serán cuantificables cuando deje de bajar el agua, según dicen, en abril.

Los huaicos han generado una pausa política. Se ha suspendido –esperemos indefinidamente– la interpelación al vicepresidente y ministro Vizcarra. ¿Pensaban censurarlo? No estoy seguro, pero la censura ahora no sería bien vista. Urge estabilidad, sobre todo en el MTC que debe encabezar la reconstrucción. El presidente y su gabinete están activos, lo que debe mejorar su popularidad que en las últimas encuestas bajó a 32%. Una pausa también para ellos.

La opción del Zar de la Reconstrucción es interesante, pero antes fracasó. ¿Del sector privado? No estoy seguro. Favre no fue adecuadamente empoderado en el 2007 tras el terremoto en Pisco.

Las nuevas generaciones sabrán qué es no tener servicios básicos momentáneamente, pero hay gente que no tiene agua nunca. El terrorismo enseñó a sobrevivir con inseguridad, sin luz ni agua; García, la escasez de alimentos. El terrorismo mató en el VRAEM a tres policías cuando enfrentábamos desastres naturales. Otra lección para quienes solo han "escuchado" de este sanguinario movimiento.

La prevención no es nuestro fuerte, es hora de cambiar la historia. Sedapal debe mejorar sus reservorios y tener más plantas de tratamiento. La población en zonas de huaicos, quebradas y riberas de ríos está arriesgando su vida y las autoridades deben ser firmes en el reordenamiento territorial. La reconstrucción es una obligación, pero el verdadero legado de PPK debe ser la prevención.