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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El fujimorismo no ha ganado la presidencia, pero ya ganó representación parlamentaria (73 congresistas) y 16 regiones. Mayoría inusual de acuerdo con las últimas tres elecciones en el Perú. No la obtuvieron Humala, Alan ni Toledo.

Fuerza Popular tiene la mayoría absoluta, pero esto no debe ser interpretado como una invitación al autoritarismo. Es el momento de borrar los estigmas del pasado, pero algunas declaraciones no han ayudado en ello. La mayoría le da la oportunidad que no debe desaprovechar para plantear reformas y manejarse con pulcritud democrática.

PPK obtuvo 18 congresistas. En el 2011 formó bancada con Acuña y PPC, pero cada uno se fue por su lado. Ahora, PPK deberá organizar sus huestes para gobernar o a ser una oposición eficiente. Una bancada con ex de varios partidos será un reto. El Frente Amplio tendrá 20 representantes salidos de sus canteras ideológicas y, a diferencia del humalismo (2011), parece más consistente.

Acuña sorprende con 9 congresistas, sin presentar plancha. Acción Popular y Alianza Popular con 5 congresistas cada uno y aportarán experiencia al nuevo Congreso. Tener mayoría absoluta favorece la gobernabilidad, pero tratándose del fujimorismo y sus antecedentes, genera cierta preocupación.

La mayoría congresal en este caso es arma de doble filo para Keiko. Habrá quienes prefieran evitar concentración de poderes Ejecutivo, Congreso y presidencia del Congreso. Esto puede no favorecerla en segunda vuelta, dándole votos a PPK. Otros ven conveniente la concentración de poderes para realizar reformas sustantivas, aunque ello no exonera al fujimorismo de consensos que legitimen sus propuestas.

De ser Keiko presidenta, deberá aceptar contrapesos y apertura; si no, deberá darle gobernabilidad al vencedor, otras bancadas están obligadas a buscar consensos con el fujimorismo y deberán tender puentes más allá de diferencias políticas e ideológicas.