El servicio público: saber  escuchar, saber hacer (GEC).
El servicio público: saber escuchar, saber hacer (GEC).

Columnista invitado:

Alejandro Neyra, ministro de Cultura

Cada uno de estos primeros días como ministro ha sido un reto permanente y un aprendizaje enorme. Las circunstancias que vivimos son únicas y la respuesta de los servidores públicos ha sido también inédita, con un compromiso que, más allá de las deficiencias estructurales que aún tenemos como país y para lo cual trabajamos, ha permitido que la ayuda se haya extendido al máximo de sus capacidades, hasta los lugares más lejanos del país.

He tenido la oportunidad de viajar a diversas partes de nuestra Amazonía en atención de las responsabilidades que el ministerio tiene frente a los pueblos indígenas y he podido escuchar voces que sienten haber sido desoídas por mucho tiempo. Esta, creo, es la tarea fundamental para aquellos quienes desde el Estado queremos mejorar el servicio y garantizar que las políticas públicas se conviertan en acciones concretas en beneficio del ciudadano. Quienes hablan son ciudadanos con derechos y obligaciones; quienes escuchamos, ciudadanos que trabajamos para mejorar la situación de todos quienes nos sentimos peruanos. El problema está cuando existe esa sensación de que todos los ciudadanos no somos iguales y no tenemos esa misma oportunidad de ser escuchados, que no hay diálogo ni tolerancia.

Nuestros hermanos de los pueblos indígenas, seguramente por su propia historia, se sienten alejados por la distancia o por su lengua, pero sobre todo porque no se sienten escuchados. Es algo que se viene rompiendo poco a poco. Es la única forma de construir confianza: escuchar; y hacer, para superar las trabas burocráticas, las distancias y los prejuicios.

En la comunidad nativa de El Pilar (Madre de Dios), el propio presidente, a quien me tocó acompañar, escuchó a los apus de la comunidad y luego comprobamos que servicios como Qali Warma –que atiende ahora también a los pueblos indígenas en la emergencia– está distribuyendo ya alimentos que, además de los bonos, ayudan del mismo modo que lo hacen los especialistas y técnicos con medicina y equipos. Es importante notar que el propio presidente fue quien encabezó este diálogo, del mismo modo que lo hizo apenas hace tres días en Pucallpa con los apus y líderes de las asociaciones indígenas, y como hizo también el premier Zeballos en San Lorenzo y Santa María de Cahuapanas, en el Datem del Marañón, en el marco de una acción cívica desarrollada conjuntamente por Minsa, Essalud y el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, que ayuda a llegar a los lugares más alejados del país. En esos lugares, recordamos las tareas que nos caben, escuchando a todos los miembros de la comunidad, sus inquietudes y pedidos, reconociendo la necesidad de reforzar el trabajo para mejorar nuestras capacidades.

He comprobado en estos días dos cosas: el compromiso del Estado y la posibilidad de que en ese diálogo con las comunidades podamos acelerar los cambios necesarios para asegurar que a través de servicios básicos (salud, educación, conectividad) sientan su plena ciudadanía, algo que también exigen los representantes de los afrodescendientes, quienes promueven alternativas frente a los estragos que causa el , y con quienes tuve una reunión virtual el Día de la Cultura Afroperuana.

Por supuesto, he dialogado también con representantes de los artistas, creadores, intérpretes, productores, gestores culturales, etc., ciudadanos que en buena medida nos han permitido a muchos pasar mejor la cuarentena con libros, series y películas, o teatro vía streaming. La situación es compleja, pues la reactivación para algunas de ellas aún tardará, aunque se han iniciado ya algunas actividades como las de librerías; el compromiso es apoyarlas con las subvenciones aprobadas en el D.U. 058.

Volver al sector Cultura es un privilegio y una responsabilidad. Pronto el ministerio cumplirá diez años. Esperamos celebrarlo trabajando por el bienestar de nuestros pueblos indígenas y de todas las personas que preservan y promueven nuestras artes y patrimonio, hombres y mujeres que a través de la cultura nos enorgullecen y que ayudarán también a la reactivación económica que necesitamos.

Y solo para terminar, ¡feliz Día del Padre! En estas circunstancias, los papás peruanos debemos valorarlo especialmente y, más que nunca, esforzarnos para transmitir a nuestros hijos –desde nuestra cultura– los valores que permitan construir juntos un mejor país.