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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Como me gusta estudiar a los rojos tal como el entomólogo a los insectos, ayer me fui solo al cine a ver Choque de dos mundos, documental sobre el 'Baguazo'. Primeras conclusiones: 1) La película debió llamarse "Pizango SuperStar", ya que casi todo gira favorablemente alrededor de este nefasto personaje. 2) Bloquéenle o asedien su casa nomás a la directora germano-peruana Heidi Brandenburg Sierralta si le quieren exigir algo, porque nos deja a entender que es permisible cerrar una carretera o sitiar una estación petrolera por reclamos.

Veamos: el documental está bastante bien hecho (trama, fotografía, etc…) y trata de mantener imparcialidad cuando coloca a Alan en contrapunto a Pizango (materialista cosmovisión occidental versus poética selvática) para narrar la historia, lo que se malogra totalmente cuando presentan en las escenas finales a Pizango en apoteosis, con música exaltante y aplausos incluidos. Allí si la cagan todita a la película (lo siento, no hay otra palabra mejor) y la panfletean.

El film reforzó mi convencimiento de que Pizango fue el principal responsable de esa tragedia al manipular así a su gente y llevar la situación al extremo con esa intransigencia y ese verbo irresponsable. Ese tipo no debió ser recientemente absuelto; se merecía estar encarcelado por haber instigado el bloqueo y provocado ese derramamiento de sangre de policías y nativos, así como también su "colega" Simón Huipio, el líder del sitio a la Estación 6 de Petroperú que acabó en una masacre.

Pero aquí meten presa 8 años a una exaltada por abofetear a un policía y estos dos caballeros andan sueltos y hasta les hacen su "peli" (bueno, si Javier Diez Canseco tiene un monumento en Jesús María, qué más les puedo decir… Aquí ser rojo es tener la santidad asegurada).