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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Estas recientes y extrañas desgracias en Larcomar, Cantagallo y el depósito del Minsa nos traen a colación otros importantes incendios pasados, cuyo origen nunca fue descubierto y que tuvieron gran impacto en nuestra historia, como los siniestros que destruyeron a nuestra biblioteca nacional (domingo 10 de mayo de 1943) y a gran parte de Palacio de Gobierno (1921), de los que siempre se sospechó fueron adrede.

Basadre, a quien el presidente Prado convocó como nuevo director tras la desgracia, cuenta que Lima fue remecida cuando la comisión investigadora –integrada por luminarias como el psiquiatra Honorio Delgado, el poeta José Gálvez y el jurista Luis Alayza– dictaminó que el fuego que arrasó la Biblioteca Nacional no fue por un cortocircuito sino por un atentado. Los bomberos también hablaron de varios extraños focos simultáneos. De ser así, quien lo hizo fue un hdp sideral aun peor que el saqueador chileno Patricio Lynch, pues se destruyeron valiosísimos libros y retratos de nuestra historia. Hubo pesquisas, pero nunca se aclaró qué sucedió.

El otro incendio famoso ocurrió en Palacio de Gobierno el 3 de junio de 1921, a muy poco de celebrarse el centenario de nuestra independencia, cuando Lima estaba repleta de dignatarios extranjeros (antes hubo otro siniestro menor en 1884).

Según el mismo presidente Leguía, todo se originó por una explosión en un sótano, que buscaba asesinarle. Se inició un fuego que destruyó toda el ala derecha de la sede gubernamental, que incluyó al despacho presidencial, el Salón Dorado y otros ambientes, además de valiosos cuadros, como "La venganza de Comaro y Colón ante el Consejo de Salamanca", de Ignacio Merino, y otras obras. Tampoco nunca se pudo probar fehacientemente si fue un atentado. Palacio fue reconstruido luego con la forma actual.