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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Desde que Balta dilapidó gran parte del dinero del guano en los ferrocarriles, el Perú, cuando ha tenido épocas de desahogo fiscal, ha solido asignar muy mal sus escasos recursos en los apodados "elefantes blancos". Hoy en día, los proyectos humalistas de resucitar la refinería de Talara (costo US$ 3,000 millones) y el Gasoducto del Sur (costo final US$7,300 millones) son dos buenos ejemplos, como décadas atrás lo fue el oleoducto desde la selva, construido por el dictador Velasco porque el experto alemán Gerhard Bischoff le aseguró que teníamos tanto petróleo como Venezuela y porque no se quería sacar el crudo por el Amazonas al Atlántico en barcazas, por temor a que Brasil, entonces aliado de los chilenos, nos cierre ese paso de darse un conflicto. Así, se generó con el consorcio nipón Japeco una enorme deuda por US$ 1,000 millones –mucha plata en la década de los 70– y representó el 40% de nuestra deuda externa. El oleoducto fue un fiasco porque había muy poco petróleo y encima "pesado", de difícil tratamiento y venta. Hecho para transportar 200,000 barriles diarios, nunca llegó a los 50,000 y hoy día lleva solo 10,000. Ahora, por viejo y desgastado, está que se rompe constantemente y contamina la pobre selva. Por eso expertos como César Gutiérrez hasta aconsejan cerrarlo.

Tal vez terminémoslo usando para transportar ese precioso recurso llamado agua desde la selva hasta su final Bayovar e irrigar el desierto de Sechura. Me comenta un experto que podría transportar tranquilamente 119,000 barriles diarios de agua, lo que generaría un río anualmente ininterrumpido de 13 m3/ minuto. Este inútil y caro "elefante blanco" pasaría de contaminante oleoducto a fertilizante acueducto…