(GEC)
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Desde hace varios años, en el Perú y el resto del mundo se ha propagado la idea de que aumentar los impuestos es indispensable para alcanzar el desarrollo. Sin embargo, aquello es un disparate por varios motivos.
En primer lugar, muchos de los que están a favor de que el Estado se lleve gran parte de su sueldo y el de los demás argumentan que es necesario que sacrifiquemos parte de nuestro dinero en favor de la comunidad para financiar los servicios públicos que, posteriormente, dirán erróneamente que son gratis.

Sin embargo, aquello es un error, puesto que ningún país ha alcanzado el desarrollo a través de impuestos ni aumentando el gasto público, sino a través del ahorro y la inversión.

Un ejemplo de ello es Singapur, país que hace 60 años era pobrísimo y en la actualidad es una potencia. Aquello lo lograron bajando impuestos, liberalizando su economía y eliminando el proteccionismo.

En segundo lugar, la gran mayoría de los pro impuestos usan de ejemplo a los países nórdicos para sostener su argumento. Sin embargo, olvidan que Suecia, para evitar quebrar en los 90 por aumentar el gasto público y el Estado de bienestar, tuvo que hacer reformas liberales y bajar impuestos para que el país vuelva a producir.

Tal es el caso que Suecia está 30 puestos más adelante que Perú en el ranking de libertad económica. El error es preguntarse qué hacen los países nórdicos, en vez de preguntarse qué hicieron para estar así.

En conclusión, quienes quieren regalar su dinero al gobierno y exigen que otros hagan lo mismo deberían dejar de lado su arrogancia de creer que pueden planificar la vida de otros mejor que ellos mismos. Puesto que un país no es rico por lo que el Estado les da a sus ciudadanos, sino por lo que no les quita. Y, lamentablemente, en el Perú nos quitan bastante.

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