notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

Hay 2,600 millones de personas sin inodoro. Los "sin agua" beben agua contaminada y el 50% de las camas hospitalarias están ocupadas por quienes la han ingerido. Niños pobres caminan seis horas diarias para traer agua. La sociedad los humilla a diario no garantizando este derecho básico. Estos datos nos orientarían a deducir que la privatización sería una solución, pero, advierte Kliksberg, en América Latina en los 90 se apostó por ella y los resultados fueron gravísimos. Hubo mala gestión, especulación, subinversión, y lo que es peor, exclusión de los más pobres. La ONU recomienda que el agua debe estar en manos de la gestión pública. Corresponde a ella asegurar un derecho tan básico. En los 90, Argentina privatizó la prestación de agua y cloacas. Dejó sin política pública de agua al país y con organismos reguladores débiles. Los déficits se agudizaron. En Buenos Aires, parte de la población no tenía acceso a agua ni cloacas. Los niveles de nitrato de la prestación de agua privada excedían en 40% las normas de la OMS, lo que genera cianosis y finalmente asfixia. En 2003, cuando se llegó a 40 mil casos de hepatitis A, se reconstruyeron políticas públicas de agua y hubo grandes inversiones. El restablecimiento del derecho al agua y un buen trabajo en salud, fueron claves para que en 2012 fueran solo 275. También descendió la mortalidad infantil del 16.5 al 11.7 por mil. En ese lapso se dio agua potable a 5'700,000 nuevos usuarios y cloacas a 3.2 millones.