El juez supremo César Hinostroza habla en reiteradas ocasiones de su intención de reunirse con Aldo Mariátegui. (Foto: USI)
El juez supremo César Hinostroza habla en reiteradas ocasiones de su intención de reunirse con Aldo Mariátegui. (Foto: USI)

Un presidente de Corte en la cárcel, dos empresarios que operaban como grandes contactadores –uno populachero, el otro arrogante–, un supremo que no perdonaba ni tickets para el Mundial, hoy suspendido, y con una acusación constitucional pendiente, además de la pandilla de operadores utilitarios para los mandados de Los Cuellos Blancos del Puerto, y la cereza de los audios con final imprevisible.

Un tótem de la justicia peruana, aquel que fundamentó la autoría mediata de Alberto Fujimori, respetado por el establishment jurídico y mediático, César San Martín, ofreciendo disculpas al país por su reciente aparición en un nuevo audio en el que pedía al inefable Ríos (hoy con 36 meses de prisión preventiva) poner presión para que salga el expediente de interdicción de su hermana mayor con el infaltable “hermano”, una especie de ‘ábrete sésamo’ que sellaba los tratos irregulares y mafiosos de esta organización enquistada en el sistema de justicia peruano.

Varios han asegurado que en lo de San Martín delito no hay, sí inconducta. Sin embargo, la sensación dejada en la ciudadanía es que existen privilegiados que pueden acelerar lo que les dé la gana con un telefonazo.

El contralor Nelson Shack dice que llegó a las oficinas del Consejo Nacional de la Magistratura, hoy como un local fantasma, y no encontró un solo libro, un solo cuaderno, un solo papel.

En La Victoria, la Policía detiene al alcalde, Elías Cuba (el UNO), y a otros 22 que formaban una red de delincuentes montada para coimear, extorsionar e incluso desaparecer a incómodos. El teniente alcalde asume la dirección municipal del distrito que mueve millones con Gamarra y el Mercado de Frutas, pero temo, como muchos, que tras el impacto del golpe policial, los enfrentamientos por quién controla la malévola mamadera seguirán como siempre si no se penetra en la entraña de un sistema que es absolutamente propicio para delinquir.

Y para el final. Otra vez un buen trabajo policial. Confirmado: los dirigentes del Movadef sí coordinan con Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre. Estamos jodidos, pero, al menos, un aplauso para el trabajo policial.