Con esta ley, se autoriza y se regula el funcionamiento de la Junta Nacional de Justicia, entidad que se encargará de nombrar, ratificar y supervisar a los jueces y fiscales en todo el país. (Foto: GEC)
Con esta ley, se autoriza y se regula el funcionamiento de la Junta Nacional de Justicia, entidad que se encargará de nombrar, ratificar y supervisar a los jueces y fiscales en todo el país. (Foto: GEC)

El Congreso de la República, ubicado en el Palacio Legislativo donde ocurrieron los hechos más importantes de nuestra historia republicana, se ha convertido en una burda agencia de empleos para los partidarios de quien ocupe la Mesa Directiva.

El fin de semana se conoció la noticia de que Daniel Salaverry no había renovado el contrato de ciento treinta trabajadores del Congreso, de los cuales cien eran militantes de Fuerza Popular. Aquello es muy cuestionable debido a que, bajo las administraciones de Luz Salgado y Luis Galarreta, la planilla del Legislativo se incrementó de manera vergonzosa. Y aquello es irónico puesto que, cuando surgió la posibilidad de retornar al modelo bicameral, el fujimorismo se opuso argumentando que significaría más gasto; pero, curiosamente, el Congreso actual, con ciento treinta congresistas, es más caro que el bicameral, con doscientos cuarenta parlamentarios, que funcionó hasta 1992.

Por otro lado, todos los ciudadanos que han ido al Congreso pueden constatar que las instalaciones se encuentran en pésimas condiciones. Cables caen por la fachada, hay calaminas en el techo y a los vitrales les faltan partes. Por ello sorprende que, con tantos trabajadores y excesivos gastos, no puedan mantener en buen estado el Palacio Legislativo. En ese aspecto, la Municipalidad de Lima, al mando del alcalde Muñoz, debería exigir que esa edificación, al igual que Palacio de Gobierno, tenga el cuidado adecuado.

Puesto que es una vergüenza que nuestro Congreso tenga menos de un siglo y se esté cayendo a pedazos. Daniel Salaverry parece pretender ordenar la casa y reducir los excesivos gastos del Legislativo; sin embargo, después de hacerlo, se deberá de crear una regulación para que el Congreso no vuelva a ser una agencia de empleos ni un palacio en ruinas.