Ilustración:  Víctor Aguilar Rúa
Ilustración: Víctor Aguilar Rúa

En los últimos días, diversas voces hacen eco de la propuesta del expresidente Francisco Sagasti y piden adelanto de elecciones generales. Esta medida se realizó una sola vez bajo la actual Constitución, en el 2000, cuando Fujimori anunció que adelantaría las elecciones generales y que no participaría de estas. Han pasado 22 años y no hemos aprendido nada.

El adelanto de elecciones generales es una medida que puede resultar un peligroso precedente. Nuestro sistema presidencialista no está ideado para que se apriete un botón de resetear cada vez que la población se arrepiente de sus decisiones, y menos si ese reseteo incluye a otros poderes como el Congreso en su totalidad. Esto no significa que no deben de haber salidas a crisis como la actual, sino que se deben de implementar nuevos mecanismos para que esas crisis no se den o sean sumamente inusuales.

La principal medida que debería ser propuesta es la renovación por mitades del Congreso. Es decir, en vez de que cada 5 años se elijan a 130 congresistas, cada 2 años y medio se elegirían a 65 congresistas. Esta renovación permitiría que los ciudadanos puedan renovar fácilmente a sus representantes sin la necesidad de que se disuelva el Congreso o esperar 5 años. Es así como un presidente puede tener o perder la mayoría a mitad de su periodo. Esta medida funcionaría mejor permitiendo la reelección de congresistas, ya que los parlamentarios, al tener un periodo corto, cuidarían su desempeño si quieren ser reelegidos en 2 años y medio.

Proponer adelantar elecciones generales no solucionará nada ni garantizará que el siguiente gobierno y Congreso sean del agrado de la mayoría. Por ello, no hay que resetear el sistema, hay que modificarlo de forma inteligente.