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Redacción PERÚ21

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Enrique Castillo,Opina.21ecastillo@peru21.com

La encuesta del BCR muestra que el índice de confianza empresarial ha caído a 48 puntos –ya entró al tramo pesimista– y que la confianza del consumidor cayó por tercer mes consecutivo pasando ahora de 54 a 50 puntos.

Es claro que el Gobierno logrará muy poco solo con mensajes de optimismo –luego de lo de la "crisis" y las "vacas flacas"– y con el anuncio de medidas que pocas veces se concretan.

En la última encuesta de Ipsos Perú la aprobación del presidente Ollanta Humala vuelve a caer, esta vez de 29% a 27%, la desaprobación del Gobierno ha subido de 67% a 72%, y la del ministro de Economía se ha incrementado de 52% a 58%.

Estas cifras nos muestran que el descontento de la población va en aumento porque el presidente no cumple sus promesas (67%), porque no hay rumbo claro, y porque hay mucha inseguridad (49%).

Y aunque el Gobierno busca paliar todo esto con el diálogo con los partidos –nadie se va a oponer a un diálogo, cualquiera que este sea– la población le ha hecho saber al Ejecutivo que la solución a sus problemas debe venir de la gestión eficiente y oportuna, y no de la parafernalia y la pompa.

La prueba está en que la desaprobación del Primer Ministro –promotor y cara visible del diálogo que lleva ya casi un mes– se ha incrementado, pasando de 58% en agosto a 65% en setiembre.

El presidente tiene la solución a la mano. El Gobierno necesita de gente nueva que inspire confianza, que deje de hablar tanto y que se concentre en hacer dos o tres cosas bien –seguridad, Conga, por ejemplo– para recuperar la credibilidad. Y necesita un Primer Ministro de verdad, con liderazgo y autoridad, cuya sola presencia genere respeto y confianza. Todo lo demás es palabreo.