La presencia del fenómeno de El Niño –cuya edición 2015-2016 es catalogada como la más intensa de las últimas décadas, según algunas de las más prestigiosas instituciones científicas internacionales abocadas al estudio del clima– está desplegando sus impactos por gran parte del planeta.
Solo en Sudamérica, algunos impactos característicos ya se observan: ellos son las inundaciones entre Argentina, Uruguay, Paraguay y el sur de Brasil o la sequía muy severa que afecta Colombia y parte de Venezuela.
En Perú este evento no tendrá las lluvias que entonces tuvieron 1983 y 1998 en la costa norte. Pero tiene sí, como en 1983 o 1992 (evento de menor magnitud global), una propensión a menores lluvias en la sierra.
Mientras, en la capital hemos pasado 48 horas de severos índices de radiación UV y temperaturas muy próximas a 30 °C a una inusual y copiosa llovizna amplificada por la humedad evaporada de las aguas más templadas frente a la costa.
Nuestro río Rímac languidece de lluvias y aún tiene que valerse de las descargas de nuestros reservorios para satisfacer la demanda de agua de los limeños.
El Niño va a seguir produciendo extremos en el clima de verano, los primeros 8 días de enero lo han dejado muy claro.
(alevy@ambiand.com)