Abraham Levy: El Niño y el agua para Lima

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A pesar de que El Niño costero este año solo alcanzó un estatus fuerte y ahora deambula cerca del límite entre un evento moderado y uno fuerte, una notoria deficiencia de lluvias en los valles costeros (y muchos otros no costeros) tiene lugar en nuestro país.

Las grandes sequías o deficiencias mayores de lluvias observadas en años de El Niño –como 1992 o 1983– no son resultado de El Niño costero. Lo son de El Niño en su versión completa en todo el Océano Pacífico. Este episodio de El Niño es más intenso que el de 1983 y 1992 en este despliegue con una visión más global y menos costera de El Niño.

Esta disociación –no antes vista– entre un evento global mayúsculo y uno costero, no tanto, es lo que hace que tengamos –hasta ahora– déficit en la sierra y tiempo aún seco en la costa norte.

En el Rímac la falta de lluvias se ahondó este mes y con ello no queda más que regular el uso del agua. Sedapal ya anunció un conjunto de medidas como combinar el suministro con aguas subterráneas –que son más caras de producir– y la disminución de la presión en las noches, cuando cae el consumo.

Lima requiere más embalses para evitar contingencias como la del presente año, porque si la falta de lluvias se extiende, simplemente no habrá suficiente agua para un normal suministro en el 2016.

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