Todos hablan de friaje cuando se refieren al fuerte frío que normalmente ocurre en la sierra entre mayo y setiembre. Es un error.
Hace algunos años la doctora Hildebrandt me llamó para conversar sobre este término que aún no aparece en el Diccionario de la Real Academia Española.
Lo que presumo, hasta casi el nivel de convencimiento, es que este término ha llegado a nosotros desde la selva. Tal vez, desde Madre de Dios, vía Brasil.
El vocablo portugués friagem alude a la caída repentina de la temperatura en la Amazonía occidental entre mayo y agosto, que es acompañada de viento y lluvia.
Sucede que en esta época del año, vientos fríos y secos provenientes del Círculo Polar Antártico invaden Sudamérica hacia el este de la Cordillera de los Andes. Primero Argentina, luego Uruguay, el sur de Brasil, Paraguay, Bolivia y finalmente el oriente del Perú reciben este impulso de aire frío que, recalco, se limita casi enteramente a la Amazonía y no a la sierra.
Esta semana que viene, el primer friaje vigoroso del año producirá todos los efectos característicos: un notable enfriamiento en la selva que debe hundir unos 7ºC a 8ºC las temperaturas de un día a otro.
Es como tener 19ºC esta mañana en Lima y 11ºC a la mañana siguiente. Solo la selva peruana exhibe esos saltos en nuestra geografía.