(GEC)
(GEC)

A cambio de la disolución del Congreso, la Constitución nos impuso la responsabilidad de recomponer el Parlamento con nuestro voto. Nos guste o no. Dado que alcanzar el porcentaje de blancos y viciados para anular la elección es, además de inconducente, una quimera, la elección ocurrirá. El Perú tendrá un nuevo Congreso este domingo 26. Un error común es pensar que se trata de una representación breve e inocua de la cual podemos desentendernos. 16 meses no es poco tiempo parlamentario y no es poco lo que se puede hacer. El Congreso venidero marcará el futuro del país.

Las funciones del Congreso son representar, fiscalizar, legislar, nombrar y remover altas autoridades. Para bien o mal, todas le serán restituidas en plenitud. Podrá mantener, modificar o derogar los 50 DU emitidos por el Ejecutivo. Podrá dar nuevas reglas para la elección de 2021. Podrá, en realidad, emitir cualquier norma que acuerde y hasta modificar la Constitución: todas sus disposiciones estarán a su alcance. Veremos si redefine su relación con el Ejecutivo o si repite el abuso y la obstrucción necia. Si evalúa o no responsabilidades por los actos del 30-S (mañana, tarde y noche). Si revisa o no blindajes a excongresistas, fiscales y jueces. Y, ciertamente, cómo nombra a seis de siete magistrados del TC que estarán hasta 2025.

Cuando el fútbol peruano se encontraba en la lona, el entrenador de la ‘Blanquirroja’ igual debía seleccionar entre el material disponible a los mejores o, si se prefiere, a los menos malos para que nos representen en los campeonatos sudamericanos. Obligados a jugar, sin posibilidad de abstenernos, el objetivo dejaba de ser ganar los partidos para asumir uno más realista: no ser goleados. Si usted ha perdido la esperanza en que el nuevo Congreso mejore la situación política, tenga presente que el partido igual se va a dar y que hay mucho en juego respecto al futuro. Su posibilidad de incidir en el marcador es este domingo. No la desaproveche. Corresponde ponerse la camiseta.

TAGS RELACIONADOS