(Martín Pauca)
(Martín Pauca)

Redacción PERÚ21

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Apasionada hasta los huesos igual que su mentora María Reiche, Ana María Cogorno habla sobre la incursión en las Líneas de Nasca de Greenpeace y la TV japonesa, así como de la gestión del Ministerio de Cultura.

¿Cree que el Ejecutivo tiene la capacidad para cuidar las Líneas de Nasca?Mira, ningún gobierno ha actuado con responsabilidad desde que se declararon patrimonio del país en los años 50. Parece que no es un tema interesante para ningún político, pese a que es nuestro segundo ícono turístico después de Machu Picchu.

¿Cuánto se ha depredado de este vestigio?Lamentablemente, yo creo que entre el 40% y 50% de las Líneas de Nasca se han perdido. Primero, por la extrema pobreza que rodea las enigmáticas líneas. El Gobierno nunca ha hecho nada para concientizar a los residentes aledaños sobre el patrimonio que tienen. La gente de los pequeños caseríos incluso entierra a sus muertos allí. Ahora a esto se han sumado las invasiones de terrenos y la minería ilegal.

¿Cuántas figuras son las que se aprecian desde el aire y qué daño han sufrido?Son 35 más o menos las que tienen unos 360 metros de largo. De ellas, por ejemplo, la cola del Mono está destruida por el paso de vehículos; la Araña tiene daños en una de sus patas; la orca, la ballena y el perro también tienen partes malogradas por el paso de unidades. Además, la Iguana y el Gran Espiral han sufrido serios perjuicios por incursiones de todo tipo. Irónicamente, el Colibrí, que es la figura de más fácil acceso, se mantiene intacto, pese a las incursiones de Greenpeace y la TV nipona.

¿Cuál es su opinión sobre las incursiones de Greenpeace y la TV japonesa?El lema ambientalista colocado por Greenpeace en una zona adyacente al Colibrí no lo avalo, pero creo que tiene doble discurso: primero llamar la atención al mundo para cuidar el medio ambiente y el otro era mostrar cómo un vestigio arqueológico tan importante está tan desprotegido por el Estado Peruano. Gracias a ellos, ahora las Líneas de Nasca están nuevamente en los ojos del mundo. Y es mentira cuando se dice que el daño causado por ellos es irreparable. Con María Reiche hemos reparado peores perjuicios hechos por camiones. Además, no creo que Greenpeace haya contado con la ayuda del arqueólogo del Ministerio de Cultura Mario Olaechea para su incursión. Ellos tienen la logística suficiente para ingresar sin ser vistos a una planta nuclear y colocar sus mensajes. Para llegar al Colibrí solo se necesita utilizar el Google Earth 8. Así de fácil. Sobre el ingreso de la reportera japonesa, creo que, si bien Olaechea actuó mal al permitir que esta se recueste a solo metros de la figura cuando solo tenía permiso para un sobrevuelo, pienso que la pita, como siempre, se está rompiendo por el lado más débil al denunciarlo penalmente porque esa clase de incursiones siempre se han dado, solo que ahora se han propalado por los medios de comunicación. Además, se ve que usa zapatos especiales y que no toca la figura. La sanción acá debe recaer sobre las cabezas del Ministerio de Cultura porque no han establecido una política certera de vigilancia de nuestro patrimonio. Ellos se están cubriendo satanizando a Olaechea.

¿Qué se debe hacer para cuidar las Líneas de Nasca?El Estado Peruano debe entregar su cuidado a una institución privada, puede ser una universidad extranjera. Yo sé de buena fuente que muchas de ellas están esperando solo una llamada para comenzar a trabajar en la preservación de este vestigio. El Estado es absolutamente inútil para cuidar nuestro patrimonio y eso ya ha quedado demostrado. Se ha malogrado el Intihuatana, en Machu Picchu, porque el Ejecutivo permitió que allí se filme un comercial; el Rally Dakar también causó daños irreparables en las pampas de Nasca debido al paso de los vehículos que destrozaron trapezoides y nadie dijo nada. En el caso de Machu Picchu, solo se sancionó con cárcel al que manejó la grúa. Sin embargo, los funcionarios de Cultura salieron libres de polvo y paja. Para proteger las Líneas de Nasca, el Gobierno nunca ha hecho nada. Todo el dinero que se ha gastado, que ha sido cerca de medio millón de dólares, ha sido un aporte desinteresado de Renate, la hermana de María Reiche. Ella construyó la torre-mirador desde donde los turistas todos los días suben para apreciar las figuras. Además, pagó hasta su muerte a vigilantes motorizados para que recorran de día y de noche las pampas de Nasca.

¿Qué le parece la vigilancia a través de drones que piensa aplicar el Ministerio de Cultura en las Líneas de Nasca?La verdad, me sorprende tanta ignorancia, sobre todo porque tenemos a un viceministro de Cultura como Luis Jaime Castillo Butters que es arqueólogo. Los drones pueden servir para visualizar puntualmente un daño, pero no para una vigilancia permanente. Lo que se necesita es aplicar el Plan Maestro de las Líneas de Nasca que desde el año 2012 duerme el sueño de los justos.

¿Cuántos vigilantes cuidan, en estos momentos, los cinco mil kilómetros de las Líneas de Nasca?Que yo sepa, solo dos. Uno que está en la torre-mirador de María Reiche; y otro que recorre sin movilidad solo una parte de las pampas.

¿Qué opina sobre la gestión de la ministra de Cultura, Diana Álvarez-Calderón?Diana es mi amiga, tiene buenas intenciones, pero no es la persona adecuada para cuidar nuestro patrimonio. Quien dirija el sector Cultura tiene que tener una visión de futuro para que nuestro patrimonio sea eterno. Se necesita una persona apasionada como María Reiche para un cargo como este. Ella murió recibiendo una pensión de solo S/.120 mensuales que no le alcanzaban ni para sus pastillas, pero dio su vida para cuidar las Líneas de Nasca. En cambio, ahora, los funcionarios ganan buenos sueldos y no hacen nada. Esa es la realidad.

¿Qué representan las Líneas de Nasca?Básicamente, son ofrendas a las constelaciones.

AUTOFICHA

■ "Soy artista. He estudiado en Miami, Italia y Japón . En este último país viví entre los años 1976 y 1979. Luego regresé al Perú. Me casé, pero no tuve hijos. Desde el año 1984, comencé a trabajar con María Reiche".

■ "Amo Roma porque de allí son mis abuelos, pero quedé fascinada con Marruecos. María Reiche me enseñó a hablar claro y directo, eso les sorprende a mis amigas".

■ "Soy directora de la Asociación María Reiche Internacional para el Arte y la Ciencia. Estoy trabajando en una película y en un libro sobre María Reiche que se llamará Entre las Líneas. Me encanta la comida peruana".

Por Martín Sánchez Jorges (msanchez@peru21.com)

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