Jorge Barata
Jorge Barata

Durante el día de ayer se ha escuchado a representantes de distintas tiendas políticas y abogados de personajes investigados declarar, muy frescos, que el primer día de interrogatorios en Curitiba no ha traído “nada nuevo”. Como si el objetivo principal del viaje del equipo especial Lava Jato hubiera sido traer novedades de Brasil, como quien hace maletas y se marcha en busca de souvenirs judiciales o selfies con puesta de sol al fondo.

Lo cierto es que la finalidad de este encuentro con el colaborador eficaz Jorge Barata, exsuperintendente de Odebrecht en el Perú, es corroborar toda la información posible sobre los acusados, mucha de la cual, en efecto, ha venido circulando en los medios, pero con una diferencia: esta vez los fiscales regresarán a Lima con un testimonio detallado de las transacciones ilícitas realizadas por la empresa en nuestro país y una valiosa documentación contable que hasta ahora consta de nada menos que 4,000 páginas, entre las que estarían muchas de las pruebas que servirán para sustentar, o desechar, puntos concretos en las investigaciones que se vienen llevando a cabo.

Con esos 4,000 folios, Barata busca demostrar que su confesión es sincera, pues tal papelería –según su testimonio– registra la ruta y los destinatarios de todos los pagos ilícitos realizados en nuestro país, que, como sabemos, compromete –además de exfuncionarios de alto rango– a cuatro expresidentes de la República, dos excandidatas presidenciales y dos exalcaldes de Lima Metropolitana: Alejandro Toledo, Alan García Pérez, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Keiko Fujimori, Lourdes Flores Nano, Luis Castañeda Lossio y Susana Villarán.

Y quizás es sobre esta última que haya recaído inicialmente el peso de las mentadas “novedades”, pues Barata declaró, por si alguien tenía dudas, que la empresa aportó tres millones de dólares a la campaña contra la revocatoria. Así también fueron corroboradas anteriores declaraciones suyas respecto a los aportes a la campaña presidencial de Alan García, que tuvieron a Luis Alva Castro como intermediario.

Esto entre lo conocido y público, ahora en fluido proceso de verificación, pero es de suponer que los 4,000 folios ofrecerán más novedades –y sorpresas– que sospechamos no serán de total agrado entre quienes hasta hoy se las han venido exigiendo a los fiscales.